HOMILÍA MIÉRCOLES CENIZA-C (2 marzo 2022)
La Cuaresma comienza con el Miércoles de Ceniza. ¿Alguna vez te has detenido en esta
palabra: “ceniza”? En nuestra vida ordinaria la empleamos en expresiones como: “No
eches las cenizas al suelo”, “Tengo en casa las cenizas de un ser querido”, “La chimenea
tiene mucha ceniza”. Y cada año adquiere un lugar central en la liturgia del mundo entero.
Cuando llega ese día en las eucaristía suele haber mayor participación que de
costumbre. Incluso muchos, al no poder participar, desean la imposición en otro
momento. Y me da que tiene algo de mágico. De hecho los magos usan “polvos
mágicos” para que salgan sus trucos. Pero la ceniza, en sí misma, solo tiene capacidad
de manchar la frente o ensuciar el cabello. Su verdadero valor es el simbólico. Siendo
algo tan humilde tiene un significado muy rico.
La persona que la impone nos puede decir dos frases. La primera: “Recuerda que eres
polvo y en polvo te convertirás”. Y ahora te ofrezco otras tantas para que, si quieres, las
consideres con tiempo y profundidad:
Recuerda que, aunque quieras, no eres autosuficiente, sino que necesitas de los
demás.
Recuerda que, nada en en este mundo, puede defenderte de tu vulnerabilidad.
Recuerda que por perfecto que te creas, eres fragilidad.
Recuerda que las seguridades más grandes en nada pueden desaparecer.
Recuerda que, por mucho que hayas trabajado, lo que tienes se te ha dado.
Recuerda que, por no controlar, no te controlas ni a ti mismo.
Recuerda que vives en un planeta frágil, fácilmente dañable por el maltrato, por
una pandemia o por la guerra.
Recuerda que en polvo te convertirás y que todo tiene vocación de acabar en
algún momento.
La segunda frase que te puede decir la persona que te impone la ceniza es: “Conviértete
y cree en el Evangelio”. Y como con la anterior te ofrezco algunos puntos de
interiorización.
Conviértete de ir por la vida sin enterarte de qué vives, de cómo lo vives y de
cómo te afecta.
Conviértete de vivir en una cápsula donde solo estás tú y los que tú llamas “los
tuyos”.
Conviértete de ir por la vida solo mirando en horizontal, considerando solo estar
tranquilo, sano y con las necesidades cubiertas.
Conviértete de formas de pensar, de sentir y de mirar el mundo que te
deshumanizan y deshumanizan el planeta.
Conviértete de la actitud de pensar que no puedes hacer nada ante lo que te
sobrepasa.
Pero esto del conviértete necesita ser entendido desde la ceniza. Si hoy estamos aquí es
porque deseamos convertirnos a Jesús, pero nos sentimos tan pequeños, frágiles y
pobres como la ceniza. Humildemente pedimos ser convertidos y transformados