Si vais al Baptisterio de San Juan de Letrán, la catedral del Papa, en el interior hay una inscripción latina que dice algo así como: "Aquí nace un pueblo de linaje divino, engendrado por el Espíritu Santo que fecunda estas aguas; la Madre Iglesia da a luz a sus hijos en estas olas". Esto nos hace comprender algo importante: nuestro formar parte de la Iglesia no es algo externo y formal, no es llenar una tarjeta que nos dan, sino que es un acto interior y vital; no se pertenece a la Iglesia como se pertenece a una asociación, a un partido o a cualquier otra organización. La vinculación es vital, como la que se tiene con la propia madre, porque, como dice S. Agustín, "la Iglesia es verdaderamente madre de los cristianos" (De moribus Ecclesiae I, 30,62-63: PL 32,1336).