Yo recuerdo a Lucía Ballesteros, que era de la Comunidad de Ntra. Sra. de la Alegría, una mujer de Dios, con las ideas muy claras, muy avanzada en las formas de amar al Señor, caracterizándose por su sencillez y su alegría. Cuando no entendía algo lo solucionaba con la frase típica de ella: "son misterios insondables de Dios". A pesar de su edad, (cerca de 90 años) nos daba a todos siempre un magnífico ejemplo de optimismo y dejarlo todo en las manos de Dios. Firma: Marisol, viuda de José María Ruíz Pulido