día 1
Y María dijo: “Sí,
hágase según tú has dicho en mí”.
La importancia del sí y la disponibilidad de María a la voluntad de Dios y las necesidades de los demás.
EQUIPO
Cuento: El alpinista
Valor: La confianza plena en Dios (“el sí de María”)
Contenido:
Cuentan que un alpinista se preparó durante varios años para conquistar
el Aconcagua. Su desesperación por hacer esta proeza era tal que,
conociendo todos los riesgos, inició su travesía sin compañeros, en
busca de la gloria sólo para él.
Reflexiona:
- Ponte en la situación del alpinista. ¿Qué hubieras hecho tú? - Imaginad situaciones de la vida real, en las que tengas que confiar en Dios. - ¿Te has planteado qué te pide Dios que hagas ahora mismo en tu vida? - ¿Te has planteado qué es lo que Dios quiere de ti en estos momentos?
2. Tu Palabra nos da VIDA
Valores: - El sí de María a la voluntad de Dios - La confianza plena de María en Dios
(Lucas 1, 26-38) Anuncio del nacimiento de Jesús “A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María. El ángel se acercó a ella y le dijo: — ¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo. Ante estas palabras, María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.
— No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor. -- le dijo el
ángel. — ¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen? — El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios. También tu parienta Isabel va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo. Porque para Dios no hay nada imposible. — Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María. Que él haga conmigo como me has dicho. Con esto, el ángel la dejó.”
Reflexión:
Cuando pensamos en el "Sí" de María a la propuesta de Dios, lo podemos
imaginar en un ambiente casi de novela “romántica”, y olvidar que con
ese "Sí", toda su vida quedó comprometida.
Además, la fe de María será puesta a prueba cada día. Ella quedará
encinta. No sabe bien cómo, pero lo cierto es que su corazón está
inundado por una luz especial. Aunque su querido José dude, ella vive
inmersa en el misterio, sin pedir pruebas, vive unida al misterio más
radical que existe: Dios. Él sabrá encontrar las soluciones a todos los
problemas, pero hacía falta fe, hacía falta abandono total a su
voluntad. Esta fe la llevó a creer y a confiar en Dios, a pesar de que parecía imposible lo anunciado.
Toda la vida de María fue un continuo “sí” a Dios:
• Siempre hizo su voluntad. • Fue humilde. Jamás alardeó de ser la Madre de Jesús. • Siempre fiel a Jesús, incluso cuando todos le abandonan. • Su vida fue una entera confianza en Dios. • Nunca fue mediocre. Se entregó a Dios por completo. • Fue la que mantuvo la fe de los apóstoles cuando dudaron.
En su momento, María supo decir «sí» a Dios, y esa respuesta supuso la presencia de Dios en nuestro mundo, en cada persona. Hoy Dios, al igual que María, también te pide que le digas «sí». Quizá no ocurrirán cosas tan increíbles como las que sucedieron hace dos mil años, pero tu vida cambiará y, al igual que María, harás posible que Dios entre en la vida de muchas personas.
Rezamos juntos la siguiente oración:
Salmo del sí de María
María, Madre del sí, tu ejemplo me admira. Me admira porque arriesgaste tu vida; me admira porque no miraste a tus intereses sino a los del resto del mundo; me admira y me das ejemplo de entrega a Dios.
Yo quisiera, Madre, tomar tu ejemplo, y entregarme a la voluntad de Dios como tú. Yo quisiera, Madre, seguir tus pasos, y a través de ellos acercarme a Jesús.
Yo quisiera, Madre, tener tu generosidad y entrega para no decir nunca «no» a Dios. Yo quisiera, Madre tener tu amor para ser siempre fiel a Jesús.
Madre del sí, pide a Jesús por mí, para que me dé tu valentía. Pide a Jesús por mí, para que me conceda un corazón enamorado de él. Pide a Jesús por mí, para que me dé la gracia necesaria para entregarme y seguirle siempre.
Recordamos el objetivo central de este equipo: Nos fijamos en María como ejemplo: - De decir sí a Dios, de la disponibilidad a hacer la voluntad de Dios - De la confianza plena en Dios
Leemos detenidamente, prestando atención a cada frase, la oración de Carlos de Foucauld. La reflexionamos para convertirla en un compromiso personal:
PADRE, ME PONGO EN TUS MANOS
Padre, Padre, Padre, me pongo en tus manos. Haz de mí lo que quieras, sea lo que sea te doy las gracias. Lo acepto todo, con tal que tu voluntad se cumpla en mí y en todas tus criaturas. No deseo nada más, Padre, no deseo nada más. Yo te ofrezco mi alma, y te la doy con todo el amor de que soy capaz. Porque deseo darme, ponerme en tus manos sin medida, con infinita confianza, porque tú eres mi PADRE.
Cada uno piensa en un compromiso concreto, en el que mediante una acción concreta que pueda realizar en el campamento, esté diciendo SÍ a Dios.
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