día 1

Y María dijo: “Sí,

 

hágase según tú has dicho en mí”.

 

La importancia del sí y la disponibilidad de María a la voluntad de Dios y las necesidades de los demás.

EQUIPO

 

  1. Partimos de la vida

 

Cuento: El alpinista

 

Valor: La confianza plena en Dios (“el sí de María”)

 

Contenido:

Cuentan que un alpinista se preparó durante varios años para conquistar el Aconcagua. Su desesperación por hacer esta proeza era tal que, conociendo todos los riesgos, inició su travesía sin compañeros, en busca de la gloria sólo para él. 

Empezó a subir y el día fue avanzando, se fue haciendo tarde y más tarde, y no se preparó para acampar, sino que decidió seguir subiendo para llegar a la cima ese mismo día. Pronto oscureció. La noche cayó con gran pesadez en la altura de la montaña y ya no se podía ver absolutamente nada. 

Todo era negro, sin visibilidad, no había luna y las estrellas estaban cubiertas por las nubes. Subiendo por un acantilado, a unos cien metros de la cima, se resbaló y se desplomó por los aires. 

Caía a una velocidad vertiginosa, sólo podía ver veloces manchas más oscuras que pasaban en la misma oscuridad y tenía la terrible sensación de ser succionado por la gravedad. Seguía cayendo...y en esos angustiantes momentos, pasaron por su mente todos los gratos y no tan gratos momentos de su vida, pensaba que iba a morir, pero de repente sintió un tirón muy fuerte que casi lo parte en dos... 

Como todo alpinista experimentado, había clavado estacas de seguridad con candados a una larguísima soga que lo amarraba de la cintura. 

En esos momentos de quietud, suspendido por los aires sin ver absolutamente nada en medio de la terrible oscuridad, no le quedó más que gritar: "¡Ayúdame Dios mío, ayúdame Dios mío!". 

De repente una voz grave y profunda de los cielos le contestó: "¿Qué quieres que haga?" 

Él respondió: "Sálvame, Dios mío". 

Dios le preguntó: "¿Realmente crees que yo te puedo salvar?" 

"Por supuesto, Dios mío", respondió. 

"Entonces, corta la cuerda que te sostiene", dijo Dios. 

Siguió un momento de silencio y quietud. El hombre se aferró más a la cuerda y se puso a pensar sobre la propuesta de Dios... 

Al día siguiente, el equipo de rescate que llegó en su búsqueda, lo encontró muerto, congelado, agarrado con fuerza, con las dos manos a la cuerda, colgado a sólo dos metros del suelo.

El alpinista no fue capaz de cortar la cuerda y simplemente, confiar en Dios.

 

 

Reflexiona:

 

- Ponte en la situación del alpinista. ¿Qué hubieras hecho tú?

- Imaginad situaciones de la vida real, en las que tengas que confiar en Dios.

- ¿Te has planteado qué te pide Dios que hagas ahora mismo en tu vida?

- ¿Te has planteado qué es lo que Dios quiere de ti en estos momentos?

 

 

 

2.    Tu Palabra nos da VIDA

 

Valores:

- El sí de María a la voluntad de Dios

- La confianza plena de María en Dios

 

(Lucas 1, 26-38)

Anuncio del nacimiento de Jesús

“A los seis meses, Dios envió al ángel Gabriel a Nazaret, pueblo de Galilea, a visitar a una joven virgen comprometida para casarse con un hombre que se llamaba José, descendiente de David. La virgen se llamaba María. El ángel se acercó a ella y le dijo:

— ¡Te saludo, tú que has recibido el favor de Dios! El Señor está contigo.

Ante estas palabras, María se perturbó, y se preguntaba qué podría significar este saludo.

— No tengas miedo, María; Dios te ha concedido su favor.  -- le dijo el ángel.
Quedarás encinta y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Él será un gran hombre, y lo llamarán Hijo del Altísimo. Dios el Señor le dará el trono de su padre David, y reinará sobre el pueblo de Jacob para siempre. Su reinado no tendrá fin.

— ¿Cómo podrá suceder esto —le preguntó María al ángel—, puesto que soy virgen?

— El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Así que al santo niño que va a nacer lo llamarán Hijo de Dios. También tu parienta Isabel va a tener un hijo en su vejez; de hecho, la que decían que era estéril ya está en el sexto mes de embarazo. Porque para Dios no hay nada imposible.

— Aquí tienes a la sierva del Señor —contestó María. Que él haga conmigo como me has dicho.

Con esto, el ángel la dejó.”

 

 

Reflexión:

Cuando pensamos en el "Sí" de María a la propuesta de Dios, lo podemos imaginar en un ambiente casi de novela “romántica”, y olvidar que con ese "Sí", toda su vida quedó comprometida.
La respuesta que ella dio no era algo espontáneo o "lógico". María dirá que sí, más por confianza y fe, que por conocimiento. Ella apenas podía entender lo que le había sido explicado... y sin embargo, dice que "Sí".

 

Además, la fe de María será puesta a prueba cada día. Ella quedará encinta. No sabe bien cómo, pero lo cierto es que su corazón está inundado por una luz especial. Aunque su querido José dude, ella vive inmersa en el misterio, sin pedir pruebas, vive unida al misterio más radical que existe: Dios. Él sabrá encontrar las soluciones a todos los problemas, pero hacía falta fe, hacía falta abandono total a su voluntad. 

María se dejó guiar por la fe.

Esta fe la llevó a creer y a confiar en Dios, a pesar de que parecía imposible lo anunciado.

 

 

  1. La VIDA en oración

 

Toda la vida de María fue un continuo “sí” a Dios:

 

• Siempre hizo su voluntad.

• Fue humilde. Jamás alardeó de ser la Madre de Jesús.

• Siempre fiel a Jesús, incluso cuando todos le abandonan.

• Su vida fue una entera confianza en Dios.

• Nunca fue mediocre. Se entregó a Dios por completo.

• Fue la que mantuvo la fe de los apóstoles cuando dudaron.

 

En su momento, María supo decir «sí» a Dios, y esa respuesta supuso la presencia de Dios en nuestro mundo, en cada persona. Hoy Dios, al igual que María, también te pide que le digas «sí». Quizá no ocurrirán cosas tan increíbles como las que sucedieron hace dos mil años, pero tu vida cambiará y, al igual que María, harás posible que Dios entre en la vida de muchas personas.

 

  

Rezamos juntos la siguiente oración:

 

Salmo del sí de María

 

María, Madre del sí, tu ejemplo me admira.

Me admira porque arriesgaste tu vida;

me admira porque no miraste a tus intereses

sino a los del resto del mundo;

me admira y me das ejemplo de entrega a Dios.

 

Yo quisiera, Madre, tomar tu ejemplo,

y entregarme a la voluntad de Dios como tú.

Yo quisiera, Madre, seguir tus pasos,

y a través de ellos acercarme a Jesús.

 

Yo quisiera, Madre, tener tu generosidad y entrega

para no decir nunca «no» a Dios.

Yo quisiera, Madre tener tu amor

para ser siempre fiel a Jesús.

 

Madre del sí,

pide a Jesús por mí, para que me dé tu valentía.

Pide a Jesús por mí, para que me conceda un corazón enamorado de él.

Pide a Jesús por mí, para que me dé la gracia necesaria para entregarme y seguirle siempre.

 

 

 

  1. Entrega tu VIDA

 

Recordamos el objetivo central de este equipo:

Nos fijamos en María como ejemplo:

 - De decir sí a Dios, de la disponibilidad a hacer la voluntad de Dios

 - De la confianza plena en Dios

 

Leemos detenidamente, prestando atención a cada frase, la oración de Carlos de Foucauld. La reflexionamos para convertirla en un compromiso personal:

 

PADRE, ME PONGO EN TUS MANOS

 

Padre, Padre, Padre,

me pongo en tus manos.

Haz de mí lo que quieras,

sea lo que sea te doy las gracias.

Lo acepto todo, con tal que

tu voluntad se cumpla en mí

y en todas tus criaturas.

No deseo nada más, Padre,

no deseo nada más.

Yo te ofrezco mi alma, y te la doy

con todo el amor de que soy capaz.

Porque deseo darme,

ponerme en tus manos sin medida,

con infinita confianza,

porque tú eres mi PADRE.

 

 

Cada uno piensa en un compromiso concreto, en el que mediante una acción concreta que pueda realizar en el campamento, esté diciendo SÍ a Dios.

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Diego Ernesto