día 3

Veré a Dios en el hermano

si camino de su mano

 

Dios en el hermano. El Servicio como expresión de amor. La Iglesia. La importancia del grupo. Yo solo no puedo, con amigos sí.


 

EQUIPO

 

  1. Partimos de la vida

 

A lo largo de este día, vamos a profundizar el valor de la empatía, de la importancia del grupo, de la unión y del servicio al prójimo. Podemos empezar haciendo algunas preguntas de reflexión como por ejemplo: ¿doy lo mejor de mí hacía los demás?, ¿puedo ver fácilmente los dones míos y los de los demás?, ¿intento hacerlo yo todo sólo sin contar con los demás?

 

También para empezar podemos narrar este cuento en el que todos pueden participar leyendo cada niño/a un color y descubrir finalmente que aquí nadie se queda fuera, que todos somos importantes, que la unidad es nuestra meta y que para ello hay que tener en cuenta a la otra persona.

 

 

CUENTO: “EL ARCO IRIS”

 

Cuentan, que, hace muchísimo tiempo, los colores empezaron a pelearse. Cada uno proclamaba que él era el más importante, el más útil, el favorito.

 

El verde dijo: -Sin duda, yo soy el más importante. Soy el signo de la vida y la esperanza. Me han escogido para la hierba, los árboles, las hojas. Sin mí, todos los animales morirían. Mirad alrededor y veréis que estoy en la mayoría de las cosas.

 

El azul interrumpió: -Tú sólo piensas en la tierra, pero considera el cielo y el mar. El agua es la base de la vida, y son las nubes las que la absorben del mar azul. El cielo da amplitud, paz y serenidad. Sin mi paz no seríais nada.

 

El amarillo soltó una risita: -Vosotros sois tan serios…yo traigo risas, alegría y calor al mundo. El sol es amarillo, la luna es amarilla, las estrellas son amarillas. Cada vez que miráis un girasol, el mundo entero comienza a sonreír. Sin mí no habría alegría.

 

El naranja tomó la palabra: -Yo soy el color de la salud y de la fuerza. Puedo ser poco frecuente, pero soy precioso para las necesidades de la vida humana. Yo transporto las vitaminas más importantes. Pensad en las zanahorias, las calabazas, las naranjas, los mangos y las papayas.

 

No estoy todo el tiempo dando vueltas, pero cuando coloreo el cielo al amanecer o en el crepúsculo, mi belleza es tan impresionante que nadie piensa en vosotros.

 

El rojo no pudo contenerse y saltó: -Yo soy el color del peligro y del valor. Estoy dispuesto a luchar por una causa. Traigo fuego a la sangre. Sin mí, la tierra estaría tan vacía como la luna. Soy el color de la pasión y del amor, de la rosa roja, de la flor de la pascua, de la amapola.

 

El púrpura se hinchó con toda su fuerza. Era muy alto y hablo con gran pompa: - Soy el color de la realeza y el poder. Reyes, jefes de estado y cardenales me han escogido siempre, porque soy el signo de la autoridad y de la sabiduría. La gente no me cuestiona; me escucha y me obedece.

 

El azul añil habló mucho más tranquilamente que los otros, pero con igual determinación: Pensad en mí. Soy el color del silencio. Raramente reparáis en mí, pero sin mí todos seríais superficiales. Represento el pensamiento y al reflexión, el crepúsculo y el contraste, la oración y la paz interior.

Así fue como los colores estuvieron presumiendo, cada uno convencido de ser el mejor. Su discusión se fue haciendo cada vez más ruidosa. De repente, hubo un resplandor de luz blanca y brillante. Restallaron relámpagos acompañados de grane estrépito. La lluvia empezó a caer a cántaros, implacablemente. Los colores empezaron a acurrucarse con miedo, acercándose unos a otros buscando protección.

 

La lluvia habló: Estáis locos, colores, luchando entre vosotros mismos e intentando cada uno dominar al resto. ¿No sabéis que Dios os ha hecho a todos? Cada uno para un objetivo especial, único y diferente. Él os amó a todos. Juntad vuestras manos y venid conmigo. Dios quiere extenderos a través del mundo en un gran arco de color, como recuerdo de os ama a todos de que podéis vivir juntos en paz, como promesa de que está en vosotros, como señal de esperanza para el mañana.

 

Y así fue como Dios usó la lluvia para lavar el mundo, Y puso al Arco Iris en el cielo para que, cuando lo veáis os acordéis de que tenéis que teneros en cuenta unos a otros.

 

 

2.    Tu Palabra nos da VIDA

 

“Amaos los unos a los otros como yo os he amado”. Esta es una frase que sabemos recordar muy bien de memoria, sin embargo es algo que se nos olvida poner en práctica diariamente.

 

Muchas veces se habla de la amistad con Dios y se nos propone a vivir esa amistad con Él. Jesús pone el acento en las obras, en la vida misma, en los frutos. El amigo sintoniza porque vive esa amistad con destellos que iluminan: la entrega, la generosidad, la bondad, las acciones que transparentan el verdadero cariño. En la siguiente lectura de Jn 15, 12-17 Jesús nos invita precisamente a vivir nuestra vida, no para uno mismo, sino junto a Él y para los otros. 

 

Jesús es la vid verdadera

 

12 En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Este es el mandamiento mío: que os améis los unos a los otros como yo os he amado. 13 Nadie tiene amor más grande que el que da su vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. 15 En adelante, ya no os llamaré siervos, porque el siervo no conoce lo que hace su señor. Desde ahora os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

16 No me elegisteis vosotros a mí, fui yo quien os elegí a vosotros. Y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto permanezca. Así el Padre os dará todo lo que le pidáis en mi nombre. 17 Lo que yo os mando es esto: que os améis los unos a los otros. 

 

 

  1. La VIDA en oración

Las puertas de nuestra vida están constantemente llamándonos con nuevas oportunidades para ser mejor persona y ponerse al servicio del otro. En este día podemos hacer oración para que no miremos hacia un lado cuando nuestro hermano necesite ayuda. Recordemos que Jesús no vino a ser servido, sino a servir, y que nosotros por su amor entregado y compartido queremos continuar ese legado de servidumbre y amor. También podemos terminar dando gracias por lo que sé hacer mejor o también por los que hacen otros y a mí me hacen feliz, o asimismo por lo que podemos hacer todos juntos como grupo a los demás.

 

 

  1. Entrega tu VIDA

 

 

Me pongo en tus zapatos

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Vamos a conseguir ponernos en el lugar de la otra persona porque de esta manera la comprenderemos mejor. Con esto, conseguiremos por unos instantes salirnos de nosotros mismos, de nuestra piel y ponernos, de algún modo en la mirada del otro.

En esta dinámica vamos a dar unos minutos para que cada niño/a se ponga un zapato, chaqueta, cantimplora, mochila o cualquier otro objeto de otro niño/a. No podrá haber repetidos, es decir, cada niño tendrá un objeto de otro y ninguno más podrá coger algo del mismo.

Una vez escogidos los objetos, el responsable preguntará: ¿Quién eres tú?, a lo que el niño tendrá que responder: Yo soy… (y dirá el Nombre del niño/a según el objeto a quien le pertenezca). De esta forma comprobaremos que todos están asignados y no hay ninguno que falte.

En el momento en el que cada uno tenga ya un objeto de otra persona. El responsable invitará a los niños en el silencio a que cierren los ojos, y que por un instante se sumerjan en la vida del otro niño/a, que se imaginen como es su día a día, su colegio, su hogar, su familia, sus amigos, lo que le gusta, lo que no, sus virtudes, etc.

Después de un pequeño rato de silencio y reflexión, cada uno escribirá en un papel algún compromiso que puede hacer ese otro niño que le ha tocado ser. Una vez escritos ese compromiso lo guardará en el objeto que cogió y lo depositará en él mismo sitio que lo encontró. Después cada uno podrá ver que compromisos le habrán escrito cuando por un pequeño tiempo se pusieron en su lugar.

 

 

      

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Diego Ernesto