día 2
No busques más por ahí,
Dios está dentro de ti.
CUENTO
El niño que quería conocer a Dios
Había una vez un pequeño niño que quería conocer a Dios. Él sabía que había que
hacer un largo viaje hacia donde vivía Dios, entonces empaquetó una maleta con
algo de comida y algunos juegos y empezó su camino
Cuando había caminado un rato, se encontró con
una viejecita. Ella estaba sentada en el parque, observando algunas palomas. El
niño se sentó junto a ella y abrió su maleta. El estaba a punto de coger uno de
sus juegos cuando notó que la viejecita se veía con hambre, entonces él le
ofreció un panecillo. Ella lo aceptó muy agradecida. Su sonrisa era tan bella
que el niñito quería ver esa sonrisa nuevamente, entonces le ofreció a ella un
zumo. Nuevamente ella volvió a esbozar su hermosa sonrisa. El niño estaba
encantado.
Ellos se quedaron allí toda la tarde comiendo y
sonriendo, pero ninguno de ellos decía palabra alguna.
Cuando empezó a oscurecer, el niño estaba
cansado y se levantó para irse. Antes de haber dado unos pasos más, el se dio la
vuelta y corrió hacia la viejecita y le dio un abrazo. Ella le dio la más grande
y hermosa sonrisa.
Cuando el niño abrió la puerta de su casa, su
madre estaba sorprendida por la felicidad que el niño demostraba. Ella le
preguntó cuál era la causa. Él le contestó:
- He comido con Dios. ¿Y sabes qué? ¡Ella tiene
la sonrisa más bella que he visto!
Mientras tanto la viejecita, también con mucha
felicidad, regresó a su casa. Su hijo estaba anonadado por la paz que mostraba
en su cara y preguntó:
- Madre, ¿qué hiciste el día de hoy que te ha
hecho tan feliz?
Ella contestó:
- Yo comí panecillos en el parque con Dios. ¿Y
sabes qué?, Él es más joven de lo que esperaba.