día 5

Es la vida en familia el matrimonio,

y en la Iglesia es hogar y testimonio

 

EQUIPO

 

Nota al responsable:

Ideas clave que trabajaremos en este equipo:

        El matrimonio es mucho más que una vocación por descarte “todo el mundo se casa”, para vivirla en plenitud, como cualquier otra vocación es necesaria una llamada a ello.

        Un matrimonio sin Dios, se basará solo en las personas humanas, por lo que será limitado, como lo somos las personas.

        El matrimonio no es un contrato, ni un acuerdo, es una unión para siempre de dos personas, que dejan de ser dos para ser una sola unidad. 1+1=1

Esta es una vocación que puede pasar desapercibida debido a que “todo el mundo se casa”. Dos personas llamadas a ser una unidad en Cristo. Al revestirse de sacramento, casarse deja de ser un mero contrato. Hoy trabajamos el descubrimiento de vivir la fe y construir el reino de la mano de otra persona. También veremos las dificultades a las que se enfrentaran.

Palabras clave: 1 + 1= 1. Fidelidad, respeto, entrega. Familia. Hogar. Iglesia doméstica. Proyecto en común. Mi felicidad es la del otro. Perdón, escucha. Complicidad. Cristo el pilar.

 

 1.  PARTIMOS DE LA VIDA

 1.1.     Testimonios (10 min)

Empezamos el equipo realizando la siguiente dinámica. Dividiremos a los jóvenes en 4 grupos (2 o 3 personas por grupo). Cada uno de los grupos leerá los testimonios que hay a continuación. Después de leerlo, los juveniles comentan entre ellos cómo son las relaciones de pareja que tienen los personajes.

Importante: El responsable debe llevar impresos los siguientes testimonios, para mayor comodidad al imprimir y recortar, se adjuntan, en una hoja a parte, al final del equipo.

 

TESTIMONIO 1. Elena, 23 años.

Cuando era pequeña, ya jugaba siempre a las casitas con mis muñeras. Siempre había un padre, una madre e hijos. Es lo normal. Me he criado en una familia formada por mis padres y mi hermano pequeño y siempre he pensado que lo normal era que, al pasar el tiempo, yo terminaría formando mi propia familia.

He tenido dos novios, a uno lo conocí en el instituto, y el otro era de mi parroquia. He estado un par de años con cada uno, pero al final, no terminaba de sentir que quisiera estar con ninguno de ellos para siempre. Cada vez que una de esas relaciones se ha terminado he sentido que tendría que seguir buscando a la persona ideal, porque tengo claro que quiero tener una familia.

Hace poco, he empezado a salir con un chico al que conocía de hacía tiempo de otro grupo de la parroquia. Empezamos quedando, como amigos para hablar de cosas que nos interesaban a los dos ya que estudiamos carreras parecidas. Luego empezamos a compartir cosas de nuestra vida, y luego a hablar de temas de fe. Han pasado unos meses y me he dado cuenta de que cada vez me gusta más estar con él, vivir con él las cosas de mi vida y, en cierta manera, empezar a caminar juntos en la misma dirección. Lo que más me sorprende es que, cuando lo veo, no pienso en la familia que quiero formar, o en los hijos que me gustaría tener, siento que quiero compartir mi vida con él y esperar a ver qué nos tiene preparado el Señor. Podría decirse que lo que yo me imaginaba de pequeña como mi futuro ideal va perdiendo importancia, y estoy descubriendo que lo que me hace feliz es vivir las cosas con mi pareja.

 

TESTIMONIO 2. Diego, 18 años.

¿Que si quiero casarme? No sé. Supongo que algún día sí. Nadie quiere vivir solo. De todas maneras, no sé si tiene mucho sentido. Quizás sea mejor simplemente tener pareja, sin casarte, o vivir juntos; total, he escuchado varias veces que casi la mitad de lo matrimonios se separan antes o después, de hecho, mis padres están separados pero se llevan bien, y no pasa nada. Me parece muy difícil que dos personas sean capaces de estar juntas toda su vida. Al principio vale, pero luego, con el tiempo, creo que te empiezan a cansar los defectos de la otra persona. 

Hace poco ha venido a la parroquia una pareja que se acababa de casar a darnos una charla sobre el Matrimonio. Me ha sorprendido mucho porque eran bastante jóvenes, como de menos de 30 años o así. Hablaban de que se sienten un equipo, de que Dios los quiere juntos para siempre, pero a mí todo eso me cuesta un montón entenderlo. ¿Cómo pueden estar seguros de que no se están equivocando? Puede que sí que duren, pero al final creo que es cuestión del carácter de cada uno, y de saber llevar bien los defectos del otro más que de Dios.

 

TESTIMONIO 3. Paula, 21 años.

Empecé a salir con mi novio, Dani, en juveniles. Nos conocimos en un campamento. Recuerdo perfectamente a todas mis amigas intentando emparejarnos, y que nos escribían piropos de mentira en la velada para que que pasáramos vergüenza. Al final, es verdad que me gustaba y que nos encanta estar juntos y a lo tonto a lo tonto, llevamos juntos casi 5 años.

Seguimos en la parroquia los dos, ahora ya en jóvenes. Yo estoy terminando magisterio, y Dani estudia una ingeniería.

Tengo claro que cuando cumplamos 25 años nos casaremos. Mi idea es encontrar trabajo lo antes posible y empezar a ahorrar. Lo tengo todo pensado, nos casaremos en nuestra parroquia, cantará la gente de mi grupo y después iremos de crucero. Así nos da tiempo a estar hasta los 28 a estar disfrutando el uno del otro, y después tendremos hijos, creo que tres. Va a ser súper guay, porque estaremos juntos en la misma Comunidad dentro de unos años y podremos venir de responsables al campamento con nuestros hijos. Dani tocará la guitarra y yo prepararé actividades. Mucha gente dice que es lo que tenemos que hacer, que somos la típica pareja “Mies”. He conocido muchos responsables con sus familias y me encanta saber que vamos a ser como ellos.

¿Que qué me gustaría mejorar de nuestra relación? Pues Dani casi nunca me habla de sus sentimientos, tengo siempre que adivinarlo todo, y le da vergüenza hablar de Dios conmigo. Además los sábados prefiere jugar a la play con sus amigos en vez de quedar conmigo, así que quedo con mis amigas. Espero que cambie pronto.

 

TESTIMONIO 4. Javi, 20 años.

Estoy en la parroquia desde que puedo recordar. Desde que era muy pequeño mis responsables me han dicho que tengo una sensibilidad especial para las cosas de Dios, cuando cumplí 14 años, me recomendaron que entrase en el seminario menor. Me gusta mucho ir al seminario y a mi grupo de la Parroquia. Me da vergüenza reconocerlo, pero la verdad es que me gusta notar cómo mis responsables e incluso otra gente de mi grupo me ponen siempre de ejemplo, y me felicitan por hacer las cosas bien.

Últimamente estoy un poco hecho un lío, he empezado a hablar con Marta, una muchacha de mi parroquia que me gusta mucho. Antes ya me habían gustado otras chicas, pero esta es muy especial. Me gusta hablar con ella de las cosas de fe y compartir las cosas de nuestra vida. La verdad es que nunca me había sentido así con nadie antes, y me hace entender y descubrir cosas de mí mismo que nunca me había parado a ver. Es como si empezase a ser yo mismo. Pero claro, cuando pienso en todos estos años en el Seminario, y en todas las veces que he pensado en ser cura, me da un poco de pena echarlo todo a perder. Creo que para Dios es mucho más valioso y generoso ser cura o célibe, dedicar toda la vida entera a estar con él. Si me quedo con Marta y nos terminamos cansando, no sé si el Señor se sentirá decepcionado conmigo por no haber sido más generoso. Bueno... el Señor... y todos mis responsables que siempre han gastado su esfuerzo en ayudarme a ver que mi camino podía estar en el Seminario.

 

 1.2.     Puesta en común (20 min)

Nos reunimos todos juntos. Cada grupo explica brevemente la situación que describe el testimonio que acaban de leer.

El responsable plantea las siguientes preguntas:

         ¿Os habéis sentido identificados con vuestro personaje? ¿Por qué?

         ¿Cómo crees que explicaría el personaje de tu testimonio qué es para él el matrimonio?

         El matrimonio es una vocación más. ¿En qué se parece o se diferencia del sacerdocio, la vida religiosa o la vocación misionera? ¿Es más fácil o más difícil en comparación con estas? ¿Más o menos generosa?

         ¿Crees que Dios llama a vivir el matrimonio igual que llama a vivir otra de las vocaciones anteriores? Es decir, ¿crees que hace falta que Dios te llame expresamente para casarte?

Nota al responsable: el responsable recoge todas las ideas salidas en el diálogo para concluir con estas otras o las introduce en el propio diálogo (lo importante es que les queden claras a los juveniles en la medida de lo posible):

1.    El matrimonio, suele verse desde fuera como la vocación más “sencilla”, a la que la gente llega porque “lo normal es casarse”. No obstante, como ocurre en la vida religiosa, célibe o misionera, el matrimonio cristiano no tiene sentido sin una llamada de Dios. Si los matrimonios no sienten la llamada de Dios, y no son conscientes de que su matrimonio es la forma en la que Dios los va a hacer felices, construirán toda su vida apoyándose exclusivamente en la otra persona. No obstante, aunque puedan quererse mucho, las personas somos imperfectas y frágiles, por lo que hacer frente a un compromiso para toda la vida dependiendo de uno mismo y únicamente de sus propias fuerzas es muy muy muy difícil.

2.    El matrimonio cristiano, se forma por una pareja que, sabiendo que no son perfectos ni uno ni otro, confían su vida a Dios, porque sienten que Él les va a hacer felices juntos. Por eso, al casarse dejan de ser dos personas para ser una misma carne, que es como decir, que son como un equipo que ya no se puede separar, y en el que Dios es el que va marcando el ritmo.  1+1=1

3.    Dios no va a hacer que las dificultades desaparezcan, pero sí que les va a fortalecer y, cuando se vean superados por sus propios defectos, por los del otro, o por el cansancio, saben que Dios es quien les va a sacar adelante, porque Él también es una parte inseparable del equipo que forma el Matrimonio .

4.    El noviazgo, es el momento en que hacerse todas estas preguntas. Es momento de conocerse, de disfrutar el uno del otro, pero nada de esto tiene sentido si no empezamos a preguntarnos si ésta es esta la forma en la que Dios nos va a hacer felices.

 

2.            TU PALABRA NOS DA VIDA (5 min)

Nota al responsable: estos dos fragmentos de los evangelios encuentran su explicación las ideas 2 y 3 del apartado anterior, respectivamente. Si el responsable quiere, se pueden introducir en el dialogo anterior o leerlas por separado. 

Mc 10, 6-9

En aquel tiempo, dijo Jesús: -Al principio de la creación, Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne. Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.

Mt 7, 21. 24-29

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: No todo el que me dice “¡Señor, Señor!” Entrará en     el Reino de los cielos, sino el que cumple la voluntad de mi Padre que está en el cielo. El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió porque estaba cimentada sobre roca. El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se salieron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa; y se hundió totalmente. Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los letrados.

 

 

3.  LA VIDA EN ORACIÓN (5 min)

La vocación es buscar el sentido de nuestra vida. Es ver qué quiere Dios para mí y cómo me va a hacer feliz.

Para encontrarla tenemos que estar atentos, el Señor nos está dando pistas todo el tiempo. Quizás ya te está diciendo por dónde quiere que vayas, por dónde vas a ser feliz de verdad.

Dejamos unos minutos de silencio para abrirnos a la pregunta sobre qué quiere Dios de ti.

Después vamos a dar gracias por los matrimonios que conocemos en nuestra familia, amigos o parroquia, y pedimos por aquellos matrimonios o familias que sabemos que necesitan de Dios.

 

4.  Entrega tu VIDA (5 min)

Cuando Dios llama a dos personas a estar juntas es para que sea mejores juntas que separadas, más felices. En este día del campamento, vamos a prestar atención a los sentimientos que tenemos hacia la persona o personas que nos gustan y si buscamos en ellas una felicidad de verdad o nos fijamos en otras cosas más superficiales (como el físico, las aficiones, la popularidad...). Esto es un ejercicio interior que nos ayuda a buscar las relaciones que nos hacen felices de verdad y desechar las que no nos aportan o, incluso, nos hacen daño.

En esta parte se puede prestar al diálogo si existe la suficiente confianza e intimidad en el grupo, o se puede quedar en la explicación de una intención para el realizar durante el día.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

TESTIMONIO 1. Elena, 23 años.

Cuando era pequeña, ya jugaba siempre a las casitas con mis muñeras. Siempre había un padre, una madre e hijos. Es lo normal. Me he criado en una familia formada por mis padres y mi hermano pequeño y siempre he pensado que lo normal era que, al pasar el tiempo, yo terminaría formando mi propia familia.

He tenido dos novios, a uno lo conocí en el instituto, y el otro era de mi parroquia. He estado un par de años con cada uno, pero al final, no terminaba de sentir que quisiera estar con ninguno de ellos para siempre. Cada vez que una de esas relaciones se ha terminado he sentido que tendría que seguir buscando a la persona ideal, porque tengo claro que quiero tener una familia.

Hace poco, he empezado a salir con un chico al que conocía de hacía tiempo de otro grupo de la parroquia. Empezamos quedando, como amigos para hablar de cosas que nos interesaban a los dos ya que estudiamos carreras parecidas. Luego empezamos a compartir cosas de nuestra vida, y luego a hablar de temas de fe. Han pasado unos meses y me he dado cuenta de que cada vez me gusta más estar con él, vivir con él las cosas de mi vida y, en cierta manera, empezar a caminar juntos en la misma dirección. Lo que más me sorprende es que, cuando lo veo, no pienso en la familia que quiero formar, o en los hijos que me gustaría tener, siento que quiero compartir mi vida con él y esperar a ver qué nos tiene preparado el Señor. Podría decirse que lo que yo me imaginaba de pequeña como mi futuro ideal va perdiendo importancia, y estoy descubriendo que lo que me hace feliz es vivir las cosas con mi pareja.

 

 

 

 

 

 

 

TESTIMONIO 2. Diego, 18 años.

¿Que si quiero casarme? No sé. Supongo que algún día sí. Nadie quiere vivir solo. De todas maneras, no sé si tiene mucho sentido. Quizás sea mejor simplemente tener pareja, sin casarte, o vivir juntos; total, he escuchado varias veces que casi la mitad de lo matrimonios se separan antes o después, de hecho, mis padres están separados pero se llevan bien, y no pasa nada. Me parece muy difícil que dos personas sean capaces de estar juntas toda su vida. Al principio vale, pero luego, con el tiempo, creo que te empiezan a cansar los defectos de la otra persona. 

Hace poco ha venido a la parroquia una pareja que se acababa de casar a darnos una charla sobre el Matrimonio. Me ha sorprendido mucho porque eran bastante jóvenes, como de menos de 30 años o así. Hablaban de que se sienten un equipo, de que Dios los quiere juntos para siempre, pero a mí todo eso me cuesta un montón entenderlo. ¿Cómo pueden estar seguros de que no se están equivocando? Puede que sí que duren, pero al final creo que es cuestión del carácter de cada uno, y de saber llevar bien los defectos del otro más que de Dios.

 

 

TESTIMONIO 3. Paula, 21 años.

Empecé a salir con mi novio, Dani, en juveniles. Nos conocimos en un campamento. Recuerdo perfectamente a todas mis amigas intentando emparejarnos, y que nos escribían piropos de mentira en la velada para que que pasáramos vergüenza. Al final, es verdad que me gustaba y que nos encanta estar juntos y a lo tonto a lo tonto, llevamos juntos casi 5 años.

Seguimos en la parroquia los dos, ahora ya en jóvenes. Yo estoy terminando magisterio, y Dani estudia una ingeniería.

Tengo claro que cuando cumplamos 25 años nos casaremos. Mi idea es encontrar trabajo lo antes posible y empezar a ahorrar. Lo tengo todo pensado, nos casaremos en nuestra parroquia, cantará la gente de mi grupo y después iremos de crucero. Así nos da tiempo a estar hasta los 28 a estar disfrutando el uno del otro, y después tendremos hijos, creo que tres. Va a ser súper guay, porque estaremos juntos en la misma Comunidad dentro de unos años y podremos venir de responsables al campamento con nuestros hijos. Dani tocará la guitarra y yo prepararé actividades. Mucha gente dice que es lo que tenemos que hacer, que somos la típica pareja “Mies”. He conocido muchos responsables con sus familias y me encanta saber que vamos a ser como ellos.

¿Que qué me gustaría mejorar de nuestra relación? Pues Dani casi nunca me habla de sus sentimientos, tengo siempre que adivinarlo todo, y le da vergüenza hablar de Dios conmigo. Además los sábados prefiere jugar a la play con sus amigos en vez de quedar conmigo, así que quedo con mis amigas. Espero que cambie pronto.

 

 

 

 

 

 

TESTIMONIO 4. Javi, 20 años.

Estoy en la parroquia desde que puedo recordar. Desde que era muy pequeño mis responsables me han dicho que tengo una sensibilidad especial para las cosas de Dios, cuando cumplí 14 años, me recomendaron que entrase en el seminario menor. Me gusta mucho ir al seminario y a mi grupo de la Parroquia. Me da vergüenza reconocerlo, pero la verdad es que me gusta notar cómo mis responsables e incluso otra gente de mi grupo me ponen siempre de ejemplo, y me felicitan por hacer las cosas bien.

Últimamente estoy un poco hecho un lío, he empezado a hablar con Marta, una muchacha de mi parroquia que me gusta mucho. Antes ya me habían gustado otras chicas, pero esta es muy especial. Me gusta hablar con ella de las cosas de fe y compartir las cosas de nuestra vida. La verdad es que nunca me había sentido así con nadie antes, y me hace entender y descubrir cosas de mí mismo que nunca me había parado a ver. Es como si empezase a ser yo mismo. Pero claro, cuando pienso en todos estos años en el Seminario, y en todas las veces que he pensado en ser cura, me da un poco de pena echarlo todo a perder. Creo que para Dios es mucho más valioso y generoso ser cura o célibe, dedicar toda la vida entera a estar con él. Si me quedo con Marta y nos terminamos cansando, no sé si el Señor se sentirá decepcionado conmigo por no haber sido más generoso. Bueno... el Señor... y todos mis responsables que siempre han gastado su esfuerzo en ayudarme a ver que mi camino podía estar en el Seminario.

 

 

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Diego Ernesto