día 4

El célibe es modelo de entrega

en fraternidad, de lucha y de libertad

 

 

EQUIPO

 

Partimos de la vida

 

OTRA FORMA DE SENTIR (PEDRO GUERRA)

 

Y si le gusta andar descalzo 
por la ruta del sol 
y caminar sobre cristales ardiendo 
y si nació con el color 
de la mañana sin luz 
si no te ves mirando en ese espejo 

 

Es el momento de crecer 
sabiendo bien la raíz 
y de abrazar el tallo de otra rama 
es el momento de crecer 
por dentro y fuera de ti 
y de entender el fuego de otra llama 


Y si nació donde la lluvia 
no mojó la ciudad 
donde la arena puso nombre a un desierto 
y si vivió buscando el lado de su sexo real 
si no te ves bailando en ese cuerpo 


Es el momento
... 


Abre tus ojos y tu corazón 
aprende a ver lo que no ves 
otra forma de sentir 
besa nos besa y enciende 
la luz de vivir 


Y si le gusta descubrirse donde nadie miró 
y decidir en qué momento esconderse 
y si no dice nada porque nada quiere decir 
y si quisiera ser ceniza y perderse 


Es el momento…..

 

 

Explicación de la canción:

 

Y si le gusta andar descalzo por la ruta del sol … y caminar sobre cristales ardiendo…  El célibe es una persona que elige el camino que Dios va haciendo en ella, se descalza, se entrega con alegría, y no lo hace por heroicidad sino porque acepta el regalo de Dios.

 

Y si nació con el color de la mañana sin luz…. El célibe no nace porque no encuentra novio y se resigna a estar soltero/a.  Nace de una llamada a amar de otra forma.

 

Es el momento de crecer sabiendo bien la raíz y de abrazar el tallo de otra rama…… es el momento de crecer por dentro y fuera de ti y de entender el fuego de otra llama   Cuando Jesús habla, llama, es momento de empezar a caminar , a buscar,  a conocer,  sin dejar de ser quién eres: joven alegre, que le gusta disfrutar, que debe estudiar, esforzarse ; que sabe que su raíz es Jesús, la Palabra de Dios……  Después, al célibe nos llama a amar a Dios exclusivamente, cambiando nuestros “amores” humanos por El; pero amando a los hermanos como ama Jesús.

 

Abre tus ojos y tu corazón aprende a ver lo que no ves…. El célibe abre sus sentidos y su corazón al Amor de Dios y aunque no es natural el estado “célibe” ( porque  los célibes también se enamoran de los seres humanos),  aprende amando a amar el Reino de Dios, que se va descubriendo poco a poco en la vida de todo cristiano, no solo del célibe; pero éste tiene otra forma de sentir ….
besa nos besa y enciende la luz de vivir …..
  otro estilo y forma de vivir, estando en el mundo,  pero siendo para Dios y disponible a servir en su Reino.

 

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“Siempre en camino con esa virtud que es una virtud peregrina:  ¡la alegría!”  papa Francisco

 

Hay hombres y mujeres cristianos que con pleno conocimiento y libertad, y con gran alegría, renuncian de por vida al matrimonio. Lo hacen «por amor al Reino de los Cielos»   

¿ y eso qué significa?

 

Cuando le entregamos el corazón a Dios por completo, no le estas entregando una parte, sino hasta las intenciones de tu corazón en todo lo que haces. Entonces, cuando entregas cada parte de tu vida, para que  sea Dios centro de tu vida, Él comenzará a obrar en ella, moldeándote en aquellas áreas imperfectas y débiles, en las que no puedes cambiar por ti mismo, ya jamás caminarás solo porque Dios estará cuidando de ti.

Una persona que está cerca de Dios, buscándole, dará buen fruto. Esto significa que cambias de actitud y la gente a tu alrededor verá que hay algo en ti que es diferente, y cuando se estén produciendo esos cambios en ti…. no calles….. grita con alegría las maravillas que el Señor hace en ti.

Dejemos aquello que amamos más que a Dios, no me refiero que dejes de estudiar, trabajar, dejar tu familia, un deporte, tener amigos, novia/a, me refiero a que Dios esté en primer lugar en tu vida, y luego ordenar el resto de nuestras prioridades. 

 

Iluminados por la Palabra…..

 

 

¿Qué dice la Biblia?

El Pueblo de Dios del Antiguo Testamento apreciaba mucho el matrimonio y cada familia israelita deseaba tener muchos hijos como bendición de Dios (Gén. 22, 17). Y la virginidad, o el no tener hijos, equivalía a la esterilidad, la cual era una humillación y una gran vergüenza (Gén. 30, 23; 1 Sam. 1,11; Lc. 1, 25).
Generalmente, en el Antiguo Testamento no hay aprecio por la virginidad como estado de vida.    

 

El ejemplo de Jesús, María y de Pablo

1. Jesús mismo no se casó, no tuvo hijos, no hizo una fortuna.

El, que nada poseía, trajo al mundo tesoros que no destruyen ni el moho ni la polilla. El, que no tuvo mujer, ni hijos, era hermano de todos y entregó su vida por todos. Además, Jesús invitó a sus discípulos a seguirlo hasta lo último. Al joven rico, no le pidió solamente que cumpliera los mandamientos de la ley; le pidió un despojo total para seguirlo: «Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y entonces tendrás riquezas en el cielo; luego ven y sígueme» (Mt. 19, 21). «Todos los que han dejado sus casas, o sus hermanos o hermanas, o padre, o madre, o esposa, o hijos, o bienes terrenos, por causa mía, recibirán la vida eterna» (Mt. 19, 29). «Si alguien quiere salvar su vida, la perderá; pero él que la pierda por mí, la salvará» (Lc. 9, 24; Lc. 14, 33).

2. María, la Madre de Jesús, es la única mujer del Nuevo Testamento a quien se aplica, casi como un título de honor, el nombre de «virgen» (Lc. 1, 27; Mt. 1, 23).

Por su deseo de guardar su virginidad (Lc. 1, 34), María asumía la suerte de las mujeres sin hijos, pero lo que en otro tiempo era humillación iba a convertirse para ella en una bendición (Lc. 1, 48). Desde antes de su concepción virginal, María tenía la intención de reservarse para Dios. En María apareció en plenitud la virginidad cristiana.


3. El Apóstol Pablo, un hombre apasionado por predicar el mensaje de la salvación, no quiso, como los predicadores de su tiempo, ir acompañado de una esposa (1 Cor. 9, 4-12).

Además Pablo invitó a otros a seguir este estado de vida y dice: «Yo personalmente quisiera que todos fueran como yo» (1 Cor. 7, 7). El Apóstol vio que su vida como célibe le daba mayor disponibilidad de tiempo y una mayor libertad para la predicación. Vio que el celibato le daba más tiempo para el servicio de Dios y de sus hermanos. (1 Cor. 7, 35). Seguramente los apóstoles y muchos discípulos siguieron esta forma de vida; recordamos las palabras de Pedro: «Señor, nosotros hemos dejado todo lo que teníamos y te hemos seguido» (Mt. 19, 27).
….

 

El celibato brota de una experiencia muy especial de Dios. El no casarse en sentido evangélico, es fruto de una profunda fe y de una experiencia de que Dios entra en la vida del hombre o de la mujer. Es el Dios vivo, que deja huellas en una persona. Es el Dios, Padre de Jesucristo, que ha seducido a algunas personas de tal manera, que ellos dejan todo atrás y van como enamorados detrás de Jesús.

 

Quieren permanecer en celibato a fin de estar más disponibles y libres para servir a sus hermanos y para entregarse totalmente al amor de Cristo. No hay nada más bello, nada más profundo, nada más perfecto que Cristo.

 

El voto de castidad, ciertamente, es una renuncia libre a la expresión genital de la sexualidad, característica de la vida matrimonial; pero el voto de castidad no implica ninguna renuncia al amor. Es un voto que expresa una superabundancia de amor radical  ( viene de “raíz”, amor que radica en Dios)  que trasciende la carne y la sangre. Para el célibe (y para todo cristiano) no es posible amar a Dios, sin amar a sus hermanos.

Ellos tratan, con su consagración a Dios y con libertad de espíritu, de ser fecundos de una manera que a menudo no es posible para los demás.

 

El celibato no es un valor mayor al del matrimonio, es simplemente una manera radical de vivir el amor cristiano.

 

 

La vida en oración

 

No me creas si me viste rezando

No me creas si de unión yo te hablé

No me creas si me ves dar limosna

Que todo eso se puede hacer sin fe.

 

No me creas si el domingo voy a Misa

No me creas si en mi pecho una cruz ves,

Cuando veas que mi vida es para todos,

Entonces créeme.

 

Porque es muy fácil rezar,

Porque es muy fácil hablar,

Pero amar de verdad

A veces hace llorar.

 

No me creas si la libertad defiendo,

No me creas si presumo de hacer bien,

No me creas si pregono la justicia,

Que todo eso se puede hacer sin fe.

 

No me creas si visito chavolas,

No me creas si a la tarde a un pobre hablé

Cuando veas que mi vida es para todos

Entonces, créeme.

 

 

Entrega tu vida

 

-       Escucha de la Palabra de Dios y disponibilidad para servir a los hermanos.

-       Saber renunciar a pequeñas “cosas”  o apegos que no nos hacen libres para amar más.  Renuncia a parte de tu tiempo por los demás.

-       Comprométete  en algún voluntariado, tanto  puntualmente como periódicamente:  bancosol, residencia de ancianos, fundación de niños enfermos, actividades MIES, en la Iglesia…….. Si se compromete el grupo juvenil es más enriquecedor que si se hace individualmente.  

 Te están esperando…..

1.   

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Diego Ernesto