día 2
De servicio y renuncia gozosa
es la vida religiosa
LECTURA BÍBLICA
Sobre el sacerdocio:
Jn 10, 11-16: El buen Pastor.
“Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el Buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño y un solo Pastor.”
En este texto se nos habla de las cualidades de Cristo como buen Pastor, de las que se pueden extrapolar las cualidades del buen sacerdote: Cercanía y conocimiento de los que están a su cargo, guía por el buen camino, se entrega por los otros y está dispuesto a “dar su vida” por ellos, y se preocupa de los que están lejos del redil, “la Iglesia”, no está sólo centrado en conservar lo que tiene, sino que desea que todos descubran la alegría de ser parte de la familia, “rebaño”, de Dios.
Sobre la vida consagrada:
Jr 1, 4-8: Vocación del profeta
“El Señor me dirigió la palabra:
—Antes de formarte en el vientre, te elegí; antes de que salieras del seno materno, te consagré: te constituí profeta de las naciones.
Yo repuse:
—¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que solo soy un niño.
El Señor me contestó:
—No digas que eres un niño, pues irás adonde yo te envíe y dirás lo que yo te ordene. No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte —oráculo del Señor—.”
Aquí se nos habla de cómo la llamada de Dios a la vida consagrada es algo que no viene como fruto de una mera decisión personal, sino que nace del corazón del Padre, desde nuestro propio origen, desde el seno materno, Dios nos ha soñado para ser de él y para él, para ser sus manos, pies y labios en medio del mundo.