día 3

El valiente misionero

es de Dios su mensajero

 

DIEGO ERNESTO

Palabras del Padre Diego Ernesto sobre las Misiones  (1999)

Los Misioneros de la Esperanza, por ser misioneros (no es un mero nombre, es una realidad), tenemos que ser Misioneros.

Jesucristo, antes de ir al cielo, a todos los que estaban allí, no sólo a los apóstoles, sino al grupo que lo acompañaba, laicos, hombres, mujeres de todas las edades, se dirigió a ellos y les dijo: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a todas las criaturas” y como es de suponer, aquellas personas no podían llevar el Evangelio a todo el mundo y además todos morirían y el mundo seguiría existiendo. Así que ese mandato de Cristo, no era solamente para ellos, sino para aquellos  que seguirían creyendo las palabras que decían. Ese mandato de Cristo, lo recibió San Francisco Javier para ir al mundo conocido de su época a predicar el Evangelio. La misma llamada que sintió Santa Theresita del Niño Jesús para dedicar su vida a las misiones, de tal manera que la Iglesia la ha hecho Patrona de las Misiones con San Francisco Javier. Las mismas  palabras la han escuchado todos los misioneros que hay en la Iglesia y la han puesto en práctica.  A nosotros también. Jesucristo nos manda al mundo entero a predicar el Evangelio, por eso tenemos que estar disponibles para ir a cualquier parte del mundo: América, África, a cualquier otra parte del mundo. No podemos decir que no.

Si el Señor no nos envía, tenemos que ingeniárnosla para ser misioneros aquí, en el sitio donde residimos. Misioneros para llevar la fe a los niños y a los jóvenes que no la tienen o la tienen casi borrada. Tenemos que ser apóstoles en todas partes, apóstoles con el ejemplo. Sabéis muy bien que las palabras vuelan y el ejemplo arrastra. Si las palabras no van acompañadas del ejemplo, muy poco podemos hacer. Por el mal ejemplo que hemos dado a veces los curas a través de los siglos, la gente se ha apartado de Dios y de la Iglesia. Sobre todo ejemplo de caridad y humildad. Y mucho amor, la gente es muy sensible al amor.

Tenemos que ayudar a las Misiones por medio de la oración. Santa Theresita no hizo otra cosa sino pedir y sacrificarse y eso lo podemos hacer todos. Quizás todos no podamos predicar, pero si podemos orar. Ya lo he dicho muchas veces con tantos años que llevo con vosotros. Orad por las Misiones, orad por las Misiones. Por los Misioneros nuestros y por los demás y orad por los pueblos indígenas, para que reciban la fe, la verdad del Evangelio. Que cuando pidamos personalmente o en oraciones comunitarias, en retiros, en Asambleas, que nunca se nos olvide pedir por las Misiones, que es muy importante. Y no penséis que es cosa de la Comisión de Misiones, es de todos.

Y hay que ayudar económicamente, porque los misioneros son de carne y hueso y tienen que hacer de todo: Escuelas, hospitales, orfelinatos. Hasta polideportivos para los jóvenes.

Vamos a gastar la vida procurando ser misioneros de todas las maneras.

 

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