DÍA 4: María, siempre atenta, de las cosas se da cuenta
Introducción
El valor
que se destaca este día es la actitud de servicio de María, está atenta a las
necesidades de los demás y nos enseña a orar, a saber, cómo pedirle las cosas a
Jesús. Nos vamos a centrar en la frase «Haced lo que Él os diga» como base del
tema de hoy.
1. Partimos de la vida
Antes de comenzar, ponemos el grupo en manos de
María. Le ofrecemos a ella este día de Campamento (podemos hacerlo con una canción a María que se sepan
los jóvenes para que puedan cantarla (si el responsable o alguno de los jóvenes
sabe tocar la guitarra, ¡estupendo!), con un Dios te salve o con el rezo del
Ángelus. Se puede repartir el Ángelus entre los miembros del grupo y así se
hace entre todos):
Para
comenzar el grupo, después de haber puesto en situación a los jóvenes acerca de
día que vamos a tratar, podemos empezar analizando el siguiente dibujo:
¿Qué
es lo primero que vemos en él?
¿Cuál
es la actitud de los distintos personajes?
¿Qué
pensamos que pueden estar celebrando?
Vamos
a centrarnos en tres detalles fundamentales:
¿Cuál
es la actitud de María?
¿Cuál
es la actitud del mundo?
¿Qué
diferencia hay entre las botellas que aparecen en el dibujo?
Explicación
para guiar las respuestas a las preguntas:
En el
dibujo podemos ver cómo todos los personajes que aparecen están alegres, aunque
la alegría de unos no parece ser la de todos. Mientras que los que aparecen al
fondo de la imagen parecen estar celebrando un acontecimiento verdaderamente
importante para ellos y lo celebran de corazón, con un vino nuevo que les
proporciona la verdadera alegría, el mundo se conforma con vino de garrafón que
le ofrece una felicidad pasajera. En el momento en el que se bebe el vino de la
fama, del poder o de la riqueza todo está bien, pero una vez que se pasa el
efecto y que cae la última gota del vaso, el mundo queda vacio y necesita de
algo más. María, que es una mujer lista y suspicaz se da cuenta de que algo no
marcha del todo bien y se acerca al mundo con alegría, y con mucho cariño y
tacto le susurra que hay un vino bueno, el vino alegre y comunitario del amor y
de la Fe.
Un
«vino» que sólo lo saborean quienes han creído en el amor gratuito de Dios
Padre y viven animados por un espíritu de verdadera fraternidad, como podemos
ver en los personajes que aparecen en la parte posterior del dibujo.
2. Tu Palabra nos da VIDA
Lectura:
Bodas de Caná (Juan 2, 1-12)
Al
tercer día se celebró una boda en Caná de Galilea, y estaba allí la
madre de Jesús.
Fue
invitado también Jesús con sus discípulos a la boda.
Y
como faltó el vino, la madre de Jesús le dijo: —No tienen vino.
Jesús
le dijo: ¿Qué tiene que ver eso conmigo y contigo, mujer? Todavía no ha llegado
mi hora.
Su
madre dijo a los que servían: —Haced todo lo que él os diga.
Había
allí seis tinajas de piedra para agua, de acuerdo con los ritos de los judíos para la
purificación. En cada una de ellas cabían dos o tres medidas.
Jesús
les dijo: —Llenad de agua las tinajas. Y las llenaron hasta el borde.
Luego
les dijo: —Sacad ahora y llevadlo al encargado del banquete. Se lo llevaron;
y
cuando el encargado del banquete probó el agua ya hecha vino, y no sabía de
dónde venía (aunque los sirvientes que habían sacado el agua sí lo sabían),
llamó al novio
y
le dijo: —Todo hombre sirve primero el buen vino; y cuando ya han tomado
bastante, entonces saca el inferior. Pero tú has guardado el buen vino hasta
ahora.
Este
principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y
sus discípulos creyeron en él.
Después
de esto, él descendió a Cafarnaún con su madre, sus
hermanos y sus discípulos; y se quedaron allí no muchos días.
Explicación de la lectura para el
responsable (de cara a los juveniles hemos de resaltar la
parte de la lectura en la que María les dice HACED LO QUE ÉL OS DIGA y adaptar
la explicación al grupo que tengamos):
En
este episodio podemos contemplar la primera intervención de María en la vida
pública de Jesús, que pone de relieve su cooperación en la misión de su Hijo.
Significado de la presencia de Jesús en la boda:
Las bodas de Caná de Galilea -pueblo
de la montaña, a unos quince kilómetros de Nazaret- son el comienzo, según
Juan, del camino de Jesús y de sus discípulos. Resalta la manifestación de
Jesús en el corazón de la vida humana.
Jesús aparece en medio de la vida,
sensible a los problemas cotidianos, haciéndose cargo de ellos. Dios se ha
comprometido, en su encarnación, a compartir nuestra vida, a hacer suyos
nuestros dolores y nuestras alegrías, nuestros problemas y nuestras victorias.
¿Quién se hubiera atrevido a aconsejar a Jesús que hiciese su primer milagro en
unas bodas aldeanas, en medio de una escena de taberna, en donde nadie
esperaría ver a un profeta? Dios nos contradice sin cesar. Es imposible saber
de antemano lo que va a hacer. ¿No ha hecho, en nosotros y en los demás -en el
mundo-, las cosas al revés de como las habríamos hecho nosotros? ¿Quién se iba
a imaginar que llevaría adelante el Reino en medio del fracaso y la cerrazón de
los que nos llamamos cristianos, lo mismo que le había sucedido antes con el
pueblo de Israel?
Dios ha creado las cosas para que
podamos gozar en ellas. La primera lección que van a recibir los discípulos
(varios, al proceder de Juan Bautista, habían sido instruidos en el desierto,
en medio de una vida muy austera), será la de aprender a captar las virtudes
más primarias y sencillas: sinceridad ante la vida, ante el gozo y la amistad
de la gente. Pensamos que para acercarnos a Jesús tenemos que hacernos más
celestiales, más angélicos. Y Jesús tiene interés en demostrarnos que el
verdadero camino para parecernos cada vez más a Él es el que nos hagamos cada
vez más humanos. Si fuéramos más humanos, más generosos, más cariñosos, más
atentos los unos con los otros, más compasivos y más delicados, tendríamos en
común con Jesús un gran número de sentimientos que nos convertirían en personas
cercanas a Él. Dejaría de ser para nosotros un personaje extraño y lejano, sin
relación con lo que nos sucede en la vida diaria.
Significado de la presencia de María:
El
significado y el papel que asume la presencia de la Virgen se manifiestan
cuando llega a faltar el vino. Ella, como experta y solícita ama de casa,
inmediatamente se da cuenta e interviene para que no decaiga la alegría de
todos y, en primer lugar, para ayudar a los esposos en su dificultad.
Dirigiéndose a Jesús con las palabras: «No tienen vino», María le expresa su
preocupación por esa situación, esperando una intervención que la resuelva, más
precisamente, esperando un signo extraordinario, dado que Jesús no disponía de
vino. Aquí la Virgen muestra una vez más su total disponibilidad a Dios.
La
respuesta de Jesús a su madre: «Mujer, ¿qué nos va a mí y a ti? Todavía no ha
llegado mi hora», es difícil de comprender, y ha sido por eso objeto de las más
variadas interpretaciones. En cualquier caso, el desarrollo de los
acontecimientos nos muestra la confianza familiar entre madre e hijo, así como
la profunda sintonía entre la confiada solicitud de María y la generosa
condescendencia de Jesús.
La
exhortación de María: «Haced lo que él os diga», conserva un valor siempre
actual para los cristianos de todos los tiempos, y está destinada a renovar su
efecto maravilloso en la vida de cada uno. Invita a una confianza sin
vacilaciones, sobre todo cuando no se entienden el sentido y la utilidad de lo
que Cristo pide.
Las
palabras de María: «No tienen vino», nos invitan a meditar en la sensibilidad
que deberíamos tener hacia las necesidades y carencias de los demás para
contribuir por nuestra parte a llenarlas y presentárselas a Jesús.
Las
otras palabras de la Virgen: «Haced lo que él os diga», nos inducen a la total
confianza en Cristo como medio y caminos necesarios para que Él obre en
nosotros incluso lo extraordinario. María no conoce los planes de Jesús, pero
afirma que hay que aceptar su programa sin condiciones y estar preparados para
seguir cualquier indicación suya. Palabras lúcidas y llenas de sentido para
todo cristiano que quiera serlo de verdad.
Las
palabras de Jesús: «Llenad las tinajas de agua», nos indican que de ordinario
Dios requiere nuestra colaboración, que hagamos lo que está de nuestra parte,
aun cuando Él podría hacerlo todo sin necesitar de nosotros.
Desarrollo de la dinámica: Las tinajas del
cambio
Material:
Dibujo
de tinaja (ver Anexo 1)
Frase en
papel: HACED LO QUE ÉL OS DIGA (ver Anexo 1)
Lápices,
bolígrafos
Nota: Es
importante que las tinajas las dibujemos o las llevemos impresas en folios
blancos o de colores para hacer esta dinámica.
Cada una
de las tinajas llevará escrito por detrás: DESGANA, ABURRIMIENTO, DIFICULTAD,
DESÁNIMO, CANSANCIO, la última tinaja estará en blanco para que sean los
propios juveniles los que la rellenen con aquellas actitudes que necesitan
cambiar o enfrentarse a ellas de una manera distinta desde la oración.
Tal y
como había en la boda de Caná, tenemos delante nuestras seis tinajas. Estas
tinajas están llenas de un vino que es de una calidad regular y no nos
proporciona una alegría verdadera y queremos llenarlas de vino bueno. Vamos a
ir descubriendo cada una de las tinajas. Una vez que veamos el contenido, vamos
a mirar la frase que María les dijo a los sirvientes HACED LO QUE ÉL OS DIGA y
vamos a pensar cuál es nuestra actitud ante esa dificultad que tenemos delante
y cuál es la actitud que Jesús quiere de nosotros para que la afrontemos de la
mejor manera posible.
Compartimos
en voz alta cuáles son nuestras actitudes ante estos problemas y cuál es la
actitud con la que creemos que a Jesús le gustaría que respondiéramos.
Algunas
preguntas que podemos lanzar para la reflexión y generar el diálogo:
- ¿Por
qué respondemos de esa manera ante tal problema?
- ¿Por
qué nos cuesta tanto trabajo responder de otra forma?
-
¿Pedimos ayuda a Dios ante las dificultades? ¿Cómo lo hacemos?
Clave:
Dios nos puede ayudar a cambiar nuestra forma de enfrentarnos a las
dificultades siempre que nosotros queramos hacerlo. La oración es la forma que
tenemos de comunicarnos con él y de contarle lo que nos pasa y pedirle que esté
a nuestro lado cuando más lo necesitamos. Un buen ejemplo de esto lo tenemos en
María. En la boda ella está muy preocupada porque no hay vino y recurre a su
hijo, le pide ayuda y aunque la respuesta de Jesús no fuera “mamá, ahora
mismo”, “lo hago enseguida”, ella confía plenamente en Él. A nosotros nos pasa
igual, muchas veces pedimos ayuda a Jesús y no siempre escuchamos lo que
queremos oír, pero si confiamos de verdad en Él como hizo María veremos que Él
nos quiere de verdad y que siempre quiere lo mejor para nosotros, aunque eso no
sea lo que entra dentro de nuestros planes o lo que habíamos pensado.
3. La VIDA en oración
Al acabar el grupo, cada uno de los
juveniles escribe en el papel el nombre de su madre, padre o de cualquier
persona importante de su familia y algo bueno que les llame mucho la atención
de ellos. Una vez que terminen, el responsable del grupo recoge los papeles y
los vuelve a repartir de modo que a cada uno le toque el nombre del familiar de
otro, para que den gracias por esa persona de cada uno de las miembros del
grupo. Una posible forma de terminar este grupo sería en la Capilla, con esta acción
de gracias por cada una de esas personas. O bien, que los juveniles a lo largo
del día, se acerquen a la capilla y den gracias por el que les haya tocado.
4. Entrega tu VIDA
Para terminar, podemos escuchar, leer o cantar
la canción a María llamada “Macarena”
|
|
Pedimos
a los juveniles que resalten la frase de la canción con la que más se
identifican y que expliquen el porqué.
Reflexionamos
sobre lo siguiente:
¿En mi
vida María es para mí un medio para llegar a Jesús?
Compromiso
de grupo: repartimos un papel a cada juvenil para que escriban por algo o
alguien que quieran pedirle a Jesús a través de María. Cuando los tengamos, el
responsable los recoge y los vuelve a repartir de manera que a cada uno le
toque uno distinto al suyo. Nos comprometemos como grupo a pedir cada uno por
aquello que nos haya tocado de otro miembro de nuestro grupo. Esta es la fuerza
y el sentido de la oración comunitaria: no estamos solos, además de pedirle a
María por nuestras necesidades también tenemos presente la necesidad de otro
hermano. Así, todos quedamos unidos en la oración.