DÍA 3: María, madre y mujer,
cumple con su deber.
Introducción
El valor
que se destaca este día es la responsabilidad de María en cuanto al
cumplimiento de su deber humano (como madre, como vecina, como mujer…) Siempre
está dispuesta a hacer todo aquello que se le pide sin dejarse llevar por la
pereza, la desgana o el desánimo. Nos enseña a esforzarnos por los demás, a
vivir inmersos en una comunidad y a saber guardar en nuestro interior sin dudar
aquellas respuestas de Jesús que no entendemos.
1. Partimos de la vida
Antes de comenzar, ponemos el grupo en manos
de Jesús, podemos hacerlo con una
canción de alabanza (Estamos reunidos para alabarte, Desde pronto amanecer…)
que se sepan los jóvenes para que puedan cantarla; o con la oración del Padre
Nuestro.
Para comenzar el grupo, después de haber
puesto en situación a los jóvenes acerca de día que vamos a tratar, podemos empezar
con una tormenta de ideas que conteste la siguiente pregunta:
¿Cuál es mi deber humano? ¿Cuáles son mis obligaciones?
Con esta
pequeña dinámica debemos hacer caer en la cuenta a los jóvenes de cuáles son
sus obligaciones como chavales/as de su edad en el mundo y realidad que les ha
tocado vivir. El responsable (o uno de los jóvenes) debe ir recogiendo en un
folio todas las ideas que vayan aportando cada uno de los miembros del grupo.
Una vez plasmadas todas las ideas aportadas por los jóvenes se pueden lanzar
varias preguntas para que las contesten:
- ¿Cumplo
con mis obligaciones?
- Cuando
no cumplo con ellas, ¿Qué me lo impide?
- ¿Cómo me
siento después de hacer bien “mi trabajo”?
- ¿Cómo me
siento cuando me escaqueo?
-
2. Tu Palabra nos da VIDA
Lectura:
El Niño Jesús perdido y hallado en el templo (Juan 2, 41-50)
41 Los padres de Jesús
subían todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. 42 Cuando cumplió doce años, fueron allá según era la
costumbre. 43 Terminada la fiesta,
emprendieron el viaje de regreso, pero el niño Jesús se había quedado en
Jerusalén, sin que sus padres se dieran cuenta. 44 Ellos, pensando que él estaba entre el grupo de viajeros,
hicieron un día de camino mientras lo buscaban entre los parientes y conocidos.
45 Al no encontrarlo, volvieron a
Jerusalén en busca de él. 46 Al cabo
de tres días lo encontraron en el *templo, sentado entre los maestros,
escuchándolos y haciéndoles preguntas. 47 Todos
los que le oían se asombraban de su inteligencia y de sus respuestas. 48 Cuando lo vieron sus padres, se quedaron admirados.
—Hijo, ¿por qué te has portado así con
nosotros? — le dijo su madre—. ¡Mira que tu padre y yo te hemos estado buscando
angustiados!
49 — ¿Por qué me
buscaban? ¿No sabían que tengo que estar en la casa de mi Padre?
50 Pero ellos no entendieron
lo que les decía.
Explicación de la lectura (de
cara a los juveniles hemos de resaltar el papel de María que como madre e
israelita que llegada la edad, lleva a su hijo al
Templo a pesar de saber que es Madre del Hijo de Dios):
María y José subían todos los años por Pascua al Templo de Jerusalén.
El Niño iba con ellos habitualmente. Lo sucedido cuando el Niño tenía doce años
tiene gran importancia. Esta edad era aquella en la que se considera que los
niños pasaban a ser adolescentes, o "hijos de la Ley",
debiendo asumir las obligaciones de la misma. Jesús asume este paso con
conciencia de su filiación divina. Y va a dar un paso discreto, pero
importante.
No convenía que María y José estuviesen presentes en lo que iba a
realizar el Niño, ya adulto ante la Ley. Eran cosas del Padre celestial. Se
trata de algo ante los doctores de la Ley, y Jesús, con mayoría de edad
religiosa, puede intervenir, y lo hace: habla, pregunta, escucha. Los doctores
de la Ley se admiran de su sabiduría. Le preguntan y constatan que su saber va
más allá de una lección aprendida de memoria. La admiración crece. Convenía que
Jesús dejase claro en aquellos momentos algo de interés. Desconocemos el
contenido de aquellas conversaciones. Pero un motivo podemos intuir: Dios
quiere que el Unigénito hable en su Templo en un momento importante en la vida
de un israelita.
La angustia y la alegría de María y José
María y José sufren. No saben nada del motivo de su ausencia. Lo
buscan un día con su noche, otro día y otra noche, enteros. Están extenuados y
angustiados, hasta que acuden al Templo sin saber qué hacer. Allí le encuentran
y se admiran. La Madre manifiesta su angustia, José calla sin saber qué decir.
Jesús les explica con seguridad manifiesta que debe ocuparse de las cosas de su
Padre, y se sorprende de su búsqueda angustiada. María y José saben mucho, pero
no lo saben todo; también ellos deben hacer su peregrinación en la fe que tiene
mucho de luz y algo de oscuridad.
Desarrollo
de la dinámica:
Retomando
la lluvia de ideas del principio, se colocan todas la obligaciones que los
jóvenes hayan dicho en una columna (estudios, ayudar en la casa, equipo,
participar del centro, Eucaristía,…). En una segunda
columna los jóvenes tendrán que poner como cumplen ellos cada obligación. Y en
una tercera columna como quiere Dios que la cumplan.
Ejemplo:
OBLIGACIONES |
COMO LAS CUMPLO YO |
COMO QUIERE DIOS QUE LO HAGAMOS |
Estudios |
Aprobar (por los los pelos) |
Sacar la mayor nota que sea capaz |
Ayudar en casa |
Cuando quiero algo |
Siempre que me pidan ayuda |
Participar del centro |
Cuando no tengo nada mejor que hacer |
…. |
3. La VIDA en oración
Al acabar el grupo, cada uno de los
juveniles escribe en el papel cual es la obligación que más le cuesta cumplir y
como va a intentar cumplirla a partir de ahora. Una vez que terminen, el
responsable del grupo recoge los papeles y los vuelve a repartir de modo que a
cada uno le toque el papel de otro, para que a lo largo del campamento los
juveniles se acerquen a la capilla a pedir al Señor por la persona que les ha
tocado.
4.
Entrega
tu VIDA
Para terminar el grupo escuchamos-leyendo la
canción de “Envíame” de Brotes de Olivo, haciendo caer en la cuenta a los
jóvenes que Dios nos envía al mundo a anunciar el Evangelio, pero no por eso
estamos exentos de cumplir con las obligaciones del mundo, igual que María a
pesar de saberse Madre del Hijo de Dios cumplió con la ley de su tiempo y llevó
a Jesús al Templo cuando cumplió 12 años.
Envíame (Brotes de
olivo) ¡Qué
bello es anunciar sobre los montes tu palabra! Envíame, envíame, tu paz y tu alegría. Hoy
siento que mi amor no ha de quedarse sólo en mi. |