Día
4: María, siempre atenta, de las cosas se da cuenta.
Introducción
NOTA PREVIA AL EQUIPO:
María, cómo en la boda de Caná, está
presente en los acontecimientos importantes de nuestra vida y en la rutina
diaria. No la marginemos de nuestra conciencia. Ella tiene un papel que hacer
en nuestras relaciones con el Señor.
En esta vida no todo es perfecto.
Siempre hay algo que puede fallar. Siempre pueden surgir sorpresas
desagradables...es normal... No dramaticemos. Procuremos solucionar lo que
tiene arreglo y dejemos que las cosas sean
cuando no tienen arreglo, sin perder la paz.
María se da cuenta de lo que pasa a su
alrededor; se da cuenta porque está atenta a los demás, es observadora. Vive
con toda consciencia el momento presente, pero lo hace sin tensión, con calma y
suavidad.
Es su misión interceder por nosotros.
Habla a Jesús a favor nuestro: -No tienen vino, se les acabó la alegría, lo
están pasando mal, están desorientados; éste no sabe cómo salir de su agujero,
aquél está confuso y lleno de dudas, este otro ha sufrido un desengaño...Mira
Hijo...que no tienen vino...a ver si puedes hacer algo... Si, María, Madre
nuestra, mira nuestra indigencia, nuestra pobreza y necesidad.
María también se adelanta y fuerza a
Jesús a hacer el milagro porque confía en El. Lo urgente para ella es ayudar a
sus amigos en apuros y lo da por hecho. A nosotros también nos dice: “Haz lo
que Jesús te diga” escúchale, él te habla dentro de tu corazón. Haz silencio
para oír su voz. Lee su Palabra en el Evangelio. No te quedes parado, quieto,
dando vueltas a tus problemas...Sal de ti y haz algo por los demás.
Es curioso el detalle de
Jesús de hacer llevar el vino milagroso al maestresala; así los invitados ni se
enteran. Jesús no quiere hacerse ver, obra discretamente. No busca su gloria.
Quiere servir sin que la mano derecha sepa lo que hace la izquierda. Ni
siquiera el mayordomo sabe de dónde ha salido ese vino tan bueno. Dios hace
maravillas discretamente, sin ruido... Y así también lo hizo María.
1. Partimos de la Vida.
La vida de los niños/as de
nuestro tiempo transcurre distraída en mil cosas que se le ofrecen: juegos, play, PSP, música, videojuegos, wii,
redes sociales, deportes, estudios, tele, ...
Es difícil que tomen
conciencia de sus vidas y de las vidas que tienen alrededor suya, y menos aún
de los sufrimientos de los que le rodean: en casa, en el cole, en la parroquia,
en su barrio... E incluso en el campamento: podemos estar con la atención centrada
sólo en pasarlo bien, reírnos, disfrutar con nuestros amigos del grupo, etc. y
no caer en la cuenta de que, si podemos disfrutar del campamento, es gracias a
que muchas personas han trabajado y están trabajando por ellos. Y por último
que ellos también pueden hacer que el campamento, la vida en su casa o en el
cole, sea más fácil y alegre para los demás, en el servicio, ayudando, dando su
alegría, estando atentos a las necesidades de los demás: amigos y no tan
amigos.
El objetivo de este día es
hacerles caer en la cuenta de que podemos imitar a María en esta actitud de estar
atentos a las necesidades de los demás y de pedirle a Jesús por todo lo que
vamos descubriendo.
Vamos a hacer una pequeña
dinámica sobre la observación en los pequeños detalles:
♦ RECORDAR ELEMENTOS DE LOS
PARTICIPANTES: andando por el lugar o sentados, todos se fijan en poco tiempo
en lo que llevan puesto los demás compañeros/as.
A continuación, el responsable nombra
a alguien que se tapará los ojos con las manos.
Y
le hará una pregunta sobre otro compañero/a, como por ejemplo de qué color
lleva determinada prenda / algo sobre su pelo / sobre los accesorios que lleva
/ sobre cualquier otra cosa de la persona.
Después de responder y si acierta: “se la queda”, es decir, ahora él hace de
responsable. Si no acierta, los participantes se siguen observando y sigue el
juego.
También se puede preguntar por
detalles del lugar dónde se encuentra el grupo, para hacerles caer en la cuenta
de si son buenos observadores o no.
En el transcurso de la dinámica se
puede ir puntuando para ver quién es el “mejor observador/a” del grupo.
2.
Tu palabra nos da Vida: Lectura Jn 2, 1-12.
La boda de Caná
Al tercer día se celebraba una boda en Caná de Galilea; allí estaba la madre de
Jesús. También Jesús y sus discípulos estaban invitados a la boda.
Se acabó el vino, y la madre de Jesús
le dice:
-No tienen vino.
Le responde Jesús:
-¿Qué quieres de mí, mujer? Aún no ha
llegado mi hora.
La madre dice a los que servían:
-Haced lo que Él os diga.
Había allí seis tinajas de piedra
destinadas a los ritos de purificación de los judíos, con una capacidad de
setenta a cien litros cada una.
Jesús les dice: -Llenad de agua las
tinajas.
Las llenaron hasta el borde.
Les dice: -Ahora sacad un poco y
llevádsela al encargado del banquete para que lo pruebe.
Se lo llevaron. Cuando el maestresala
probó el agua convertida en vino, sin saber de dónde procedía, aunque los
sirvientes que habían sacado el agua lo sabían, se dirige al novio y le dice:
-Todo el mundo sirve primero el mejor
vino, y cuando los convidados están algo bebidos, saca el peor. Tú, en cambio,
has guardado hasta ahora el vino mejor.
En Caná de Galilea hizo Jesús esta
primera señal, manifestó su gloria y creyeron en Él los discípulos.
Después, bajó a Cafarnaún
con su madre, sus hermanos y discípulos, donde se detuvo allí varios días.
Pistas para la reflexión: ponernos en la situación que nos
relata el texto: una boda, alegría, música, muchos invitados, todos van a
pasárselo bien, a comer y beber, sin pensar en nada más. Y en un momento de la boda,
María observa, se da cuenta de que algo pasa, se levanta y pregunta. Se da
cuenta del problema de los novios: no tener vino hasta el final de la fiesta
estaba muy mal visto. Y piensa cómo ayudar... y piensa en pedírselo a Jesús, su
Hijo. Cree en Él, confía en Él. Jesús se deja ganar por la fe de su Madre y
realiza su primer milagro.
¿Cómo sería nuestra actitud en esta
situación? ¿Qué hacemos cuándo vamos a una fiesta? ¿Y cuándo nos damos cuenta
del problema de un amigo, amiga?...
3. La vida en oración. La MANO de la ORACION de MARÍA.
La Virgen
María también rezaba a Dios Padre. Toda su vida se fio de Él gracias a la
oración. Y Ella también podemos poner nuestra oración por los demás y por
nosotros mismos.
Hoy vamos a
aprender algo muy fácil que te va a ayudar cuando no sepas cómo rezar a María.
Primero,
pongamos nuestras manos enfrente de nosotros para orar. Mantén los ojos
abiertos para que puedas ver tu mano.
Vemos primero
la palma de la mano, es la más grande. Te va a recordar que María es grande y
maravillosa y que la queremos porque Ella es la Madre de Dios y Madre Nuestra y
que le das gracias por lo que te da y por lo que hace por ti. Principalmente te
recordará darle gracias por su Hijo Jesús.
Luego cierra
la mano. Esto te recordará cuando le pegas a alguien o cuando con tu actitud te
alejas de algún amigo/a o hacemos algo mal. Le pedimos entonces a la Virgen que
nos ayude a portarnos bien y a pedir perdón.
Ahora junta
tus manos para orar. Puedes ver que el dedo más cercano a ti es el pulgar. Por
ser el más cercano, el pulgar te va a recordar pedir a María por las personas
más cercanas a ti: tus padres, hermanos y familia.
El dedo que
sigue se llama el dedo índice. Es el que se usa para apuntar. Este dedo te va a
recordar orar por los que te guían en la dirección correcta. Pide a la Virgen
por tus profesores, responsables, catequistas, párroco.
El siguiente
dedo es el del medio, es el más alto de todos. Este dedo nos recuerda pedir a
Nuestra Madre por los presidentes y líderes que gobiernan nuestro pueblo y
nuestro país, por los que mandan y tienen en sus manos la paz y la justicia del
mundo.
El cuarto dedo
se llama anular, el dedo de los anillos. ¿Sabías que es el más débil de todos
los dedos? Puedes pregúntale a alguien que sepa tocar el piano y te dirán que
es verdad. Este dedo te recordará pedir a María por las personas que sufren,
están enfermas, solas o marginadas.
El último dedo
es el más pequeño, el "meñique". Este dedo te recordará pedirle a la
Virgen por ti mismo, para que te ayude a imitarla y ser un gran amigo de su
Hijo Jesús.
Así que la
próxima vez que estés hablando con Jesús y con la Virgen María y no sepas qué
decir, deja que la MANO de la ORACIÓN te ayude.
Querida Madre,
te damos gracias por la oración. Es bueno tener una Madre a quien hablar, y
aunque a veces no sabemos qué decir, tú conoces nuestro corazón. Ayúdame a
recordar la Mano de la Oración para rezar por aquellos que necesitan de mi
oración. En el nombre de Jesús. Amén.
Pista para la reflexión: una vez
explicado lo que significa cada dedo, cada niño/a del grupo puede hacer su
oración por turno en el grupo.
4. Entrega tu Vida.
El compromiso para hoy y hasta el
próximo equipo es imitar a nuestra Madre María en pequeños servicios a los
demás, que nos cuesten trabajo, estando atentos a sus necesidades.
Concretar cada uno en qué va a estar
atento. Algunos ejemplos: de poner agua en la mesa cuando se acabe sin que
nadie se lo pida, de ayudar al equipo que le toque limpiar los servicios, de
estar atento en la oración, la eucaristía, sin distraerse, de acercarse a
alguien del campamento que parece triste o solo, etc.
Por la noche se puede revisar cómo han
ido los compromisos y que cuenten su experiencia o las dificultades que han
tenido.