Esto tiene mucho que ver con la disponibilidad efectiva. No se debe concebir que un Mies organice su vida según sus necesidades personales al margen del apostolado y dedique a éste el tiempo sobrante, si es que sobra. Los Misioneros han de tener unos esquemas de vida montados de cara a la labor apostólica, a su envío y a su disponibilidad para otros envíos, y ello independientemente de su estado civil, social y vocacional. Los condicionantes propios de las circunstancias de la vida en las que no se pueda incidir siempre serán tenidos en cuenta por la dirección de la Asociación, pero en aquellas circunstancias en las que el Misionero pueda incidir, lo hará con miras a favorecer ese criterio de disponibilidad y dedicación al apostolado.