¿Quiénes son hoy los más pobres? Mujeres y hombres, niños y jóvenes de cualquier parte del mundo en el que luchan día a día por subsistir debido al paro, desarraigo, economía sumergida, abandono, violación de los derechos humanos, corrupción política, especialmente en países en vías de desarrollo, etc.; con todas las lacras que les acompañan como la droga, el alcoholismo, delincuencia, prostitución, violencia de género, etc.
Creer en la propuesta de la opción preferencial por los pobres supone creer que el estilo de vida inaugurado por Jesús y proclamado en las Bienaventuranzas es el más humano y el más actual. Supone creer que vivir con el estilo de Jesús, con sus criterios y valores, originará cambios profundos en la conciencia colectiva de los Misioneros de la Esperanza, y hará surgir nuevas y más justas estructuras sociales. El esfuerzo serio de todos los Misioneros de la Esperanza por vivir el Evangelio, no sólo en el ámbito personal sino también en la realidad social, nos llevará a ofrecer una alternativa de vida frente a una cultura de muerte. Con esta claridad de que nuestro ser Misioneros de la Esperanza nos lleva a una opción preferencial por los pobres, creemos que debemos especializarnos en el apostolado en ambientes pobres y marginales, intentando orientar nuestros esfuerzos hacia esos lugares. No es cuestión de cerrar Centros, pero sí de poner toda nuestra intención en formar grupos de apóstoles que preparen proyectos apostólicos para estos ambientes sociales.
Creemos que hoy en día nuestras realidades apostólicas están bastante inmersas en situaciones de marginalidad. Lo que proponemos es reorganizar y reorientar los proyectos de estas realidades (cómo se abren al barrio, ambientes sociales en los que se mueven los niños y jóvenes cercanos al centro, etc.).