Los misioneros enviados a cada centro se constituirán como un equipo de trabajo misionero. Trabajarán de forma coordinada y programada. Nada se dejará a la improvisación o a la inspiración del momento, aunque la programación o Proyecto de Centro será siempre susceptible de modificación en función de las circunstancias o de las variaciones que se consideren necesarias. Se elaborará un proyecto anual de trabajo en el que se expliciten los objetivos, los medios, las actividades, las reuniones y su periodicidad y temática, etc. Estos proyectos anuales serán remitidos a los responsables provinciales de Infantiles y de Jóvenes según corresponda para, si así se estima, su aprobación. Si se ve conveniente se enviarán a la autoridad diocesana competente (párroco, delegado diocesano, obispo, etc.) para su conocimiento o aprobación si ésta es necesaria para su realización.
Del mismo modo, los responsables de centro de cada localidad o provincia (según las posibilidades de cada zona) se reunirán de forma periódica con el responsable provincial de cada sección para tratar de compartir necesidades, logros, iniciativas, dificultades, recursos, etc., así como para preparar las actividades de carácter local, provincial o general.
Los Centros Mies deben estar implantados de manera preferencial en zonas marginales y pobres.