día 1

Y María dijo: “Sí,

 

hágase según tú has dicho en mí”.

 

DINÁMICA

 

Dinámica: El lazarillo

 

Valores:

- La confianza plena en Dios

- Nuestro “sí” a la voluntad de Dios

- Estar atentos a su voluntad, a lo que Él nos pide. Estar atentos al camino que Él nos indica.

 

Material:

       - Varios pañuelos para vendar los ojos.

 

Desarrollo:

 

Se forman parejas. En cada pareja, uno se venda los ojos a modo de ciego y el otro hace de lazarillo.

 

Hay varias modalidades para desarrollar la dinámica:
(siempre teniendo en cuenta de remarcar la seguridad para que el ciego no sufra ningún daño, el lazarillo deberá estar atento en todo momento)

 

Manteniendo el contacto con el ciego: el lazarillo lo sujeta con una mano por un brazo y así lo guía, dirige su movimiento. Sin hablar, sólo pronunciando STOP si requiere que el ciego se pare de golpe.


Sin contacto con el ciego: el lazarillo lo guía indicándole si tiene que girar, seguir recto, parar, ir hacia atrás: recto / derecha + recto / izquierda + recto / hacia atrás / stop / cualquier combinación necesaria para guiar los pasos del ciego.

 

Pronunciando el nombre del ciego: el lazarillo guía al ciego llamándole por su nombre. Primero puede llamarle desde muy cerca para luego alejarse un poco, tomar más distancia, llamarle más flojo, más fuerte.

 

Haciendo un sonido que previamente el lazarillo le hará escuchar al ciego: de la misma manera que la variante de pronunciar el nombre pero en este caso con un sonido. El facilitador puede indicar los sonidos a cada pareja, pueden ser sonidos de animales u otras cosas, o dejar que cada lazarillo escoja el sonido que quiera.

 

 

Preguntas para el lazarillo:

 

¿Cómo te has sentido siendo lazarillo?

¿Has comprendido que tú veías todo el camino, que podías ver por dónde estaba pasando el ciego en cada momento, los obstáculos que tenía que superar, y que podías indicarle al ciego el mejor camino por donde continuar?

 

 

Preguntas para el ciego:

 

¿Cómo te has sentido siendo ciego?

¿Has escuchado y comprendido bien sus señales?

¿Has confiado plenamente en el lazarillo?

¿Has hecho exactamente lo que te ha dicho a pesar de que no veías nada?

¿Has sentido dudas de que no te esté dando buenas señales?

¿Has sentido miedo a que te tropieces o te caigas?

 

 

 

Reflexión:

 

Dios camina junto a nosotros a lo largo de toda nuestra vida.

En el camino de nuestra vida, habrá muchas veces que;

- No veamos con claridad qué debemos hacer

- No sepamos qué camino escoger

- No comprendamos lo que sucede, no entendamos alguna cosa que nos ha pasado en el pasado o nos está pasando ahora mismo.

 

En la dinámica, nosotros somos el ciego, y Dios es nuestro lazarillo.

El lazarillo lo ve todo con claridad.

Sabe por dónde estás caminando en cada momento. Las dificultades que estás encontrando y superando.

Y sabe cuál es el mejor camino para seguir caminando.

 

A veces el lazarillo nos lleva cogido de la mano:

Es cuando comprendemos muy claramente lo que Dios quiere de nosotros. Nos enseña el camino con mucha claridad.

 

Otras veces no nos lleva cogidos de la mano, pero nos guía con su voz o con sus señales:

En esos momentos, puede que no entendamos con claridad el camino que nos indica.

Tenemos que estar muy atentos a las señales de Dios.

 

Dios nos da señales a través de:

- la oración,

- la Palabra,

- los sacramentos,

- los signos de los tiempos (las cosas que nos pasan, lo que nos dice nuestro director espiritual u otras personas, lo que acontece en general en nuestra vida…)

 

María estuvo siempre atenta a la voluntad de Dios para ella.

Siempre dijo “sí” a lo que Dios le pidió.

Y confió plenamente en Él, a pesar de no saber o no comprender lo que estaba sucediendo.

 

 

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