día 6
"De Dios seré mensajero: yo quiero ser misionero"
Palabras clave: Santidad = Felicidad, contagiar, apóstol, hablar de Dios.
“Camino a la FELICIDAD” CAMPAMENTO MIES 2019
Día 6: De Dios seré mensajero: yo quiero ser misionero
Para comenzar vamos a leer un cuento que sitúe a los juveniles a pensar en su realidad. TE HICE A TI Era un día lluvioso y gris. El mundo pasaba a mi alrededor a gran velocidad. Cuando de pronto, todo se detuvo. Allí estaba, frente a mí: una niña apenas cubierta con un vestidito todo roto que era más agujeros que tela. Allí estaba, con sus cabellitos mojados, y el agua chorreándole por la cara. Allí estaba, tiritando de frío y de hambre. Allí estaba, en medio de un mundo gris y frío, sola y hambrienta. Me encolericé y le reclamé a Dios. "¿Cómo es posible Señor, que habiendo tanta gente que vive en la opulencia, permitas que esta niña sufra hambre y frío? ¿Cómo es posible que te quedes ahí tan tranquilo, impávido ante tanta injusticia, sin hacer nada?" Luego de un silencio que me pareció interminable, sentí la voz de Dios que me contestaba: "¡Claro que he hecho algo! ¡Te hice a ti!" Preguntas para la reflexión:
MISION ¿Por qué fuimos creados? es necesario saber para que estamos aquí, o sea definir y conocer nuestra misión en la vida. Planteamos a continuación una serie de lecturas donde se hace referencia a la misión encomendada por Dios a diversas personas. Fuiste planeado para agradar a Dios (Apocalipsis 4:11); Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. Fuiste hecho para la familia de Dios (Hebreos 2:10); Pues tanto el santificador como los santificados tienen todos el mismo origen. Por eso no se avergüenza de llamarles hermanos. Cuando dice: Anunciaré tu nombre a mis hermanos; en medio de la asamblea te cantaré himnos. Y también: Pondré en él mi confianza. Y nuevamente: Henos aquí, a mí y a los hijos que Dios me dio. Ama a tu hermano… (Efesios 4:3); Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz; un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por todos, y en todos. Fuiste creado para ser como Cristo (Romanos 8:29); En efecto, a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos; Requiere tiempo… pero se puede (Filipenses 2:6); Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,y una muerte de cruz. Fuiste formado para servir a Dios (Juan 17:4); Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese. Usa lo que Dios te ha dado (Mt 25:15); A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos. Fuiste formado para una misión (Hechos 20:24); Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Comparte el mensaje de tu vida (Mt 28:19); Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. No soy un accidente, nací con un propósito. Todos debemos entender y vivir cumpliendo nuestra misión en la vida. Si vivo enfocado en mi misión de vida, Dios se encargara de darme todo lo que necesito. DINÁMICA Que todos los miembros del grupo plasmen en un folio de qué manera podemos hacer misión y cuáles son los talentos que Dios nos ha dado para la misma. Que cada uno ponga el/los talentos que crea que tiene así como el/los talentos que crea que tengan los demás miembros del grupo.
A continuación tenéis una serie de relatos sobre la vida de Domingo Sabio. Cómo éste, en el oratorio de Don Bosco se hacía amigo de muchos de los niños que allí iban. La santidad para Bosco es ser siempre alegre, y Domingo Sabio así se lo transmitía a los niños tristes que veía. Que nos sirvan estos relatos para ver que nuestra misión en la Fe pasa en primer lugar por hacer de nuestro entorno un mundo mejor, más feliz, más alegre. Dios no nos pide grandes saltos en la misión, sino que allá donde estemos sea nuestra misión ser feliz y hacer feliz a los demás. La Sagrada Escritura elogia la amistad. El que encuentra un buen amigo, ha encontrado un tesoro (Si 6, 14). Y en el Oratorio todos eran amigos de Domingo, pues éste tenía una facilidad para hacerse querer por los demás, entablar amistad. Siempre procuraba ayudar a sus compañeros. En una ocasión, Domingo ve a un chico apoyado en una columna y que está triste y solo. Se le acerca. ¿Cómo te llamas?, le preguntó. Francisco Cerruti, fue la respuesta. Y comenzaron a charlar. En ese momento, con motivo de ese encuentro, surgió una amistad duradera. Parecido es el caso de Camilo Gavio. Este joven había venido a Turín para hacer estudios de pintura y escultura, para los que tenía unas estupendas aptitudes. Don Bosco lo había admitido en el Oratorio dándole la posibilidad de ir a la ciudad para cursar sus estudios. En los primeros días Camilo estaba triste y abatido, pues todo comienzo es difícil. Además, el aspirante a artista había padecido una afección cardíaca que lo puso al borde del sepulcro y de cuando en cuando tenía sus momentos depresivos. Todo esto, unido al hecho de estar lejos de su casa, y en un ambiente nuevo, la tristeza se hacía insoportable. Domingo lo vio caminar cabizbajo por el patio y, sin pensarlo dos veces, se le acercó y entablaron un diálogo. Fue el inicio de una amistad maravillosa y profunda. La amistad con Domingo transformó a Camilo. Era otro gracias a la ayuda espiritual y a los buenos consejos de su amigo. Una vez que le preguntó a Domingo cómo podría hacerse santo en el Oratorio, recibió por respuesta: Nosotros aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre muy alegres. La dolencia cardíaca de Camilo Gavio reapareció pronto y lo obligó a suspender sus estudios. No le faltó en aquellos momentos tan difíciles de la enfermedad la compañía y el consuelo de Domingo. A finales de diciembre de 1856, después de recibir los santos sacramentos, Camilo murió santamente. Domingo lloró desconsolado la muerte del amigo, pero con una gran conformidad, y como se lo había prometido rezó mucho por su alma. Otro de sus amigos más íntimos era Juan Massaglia. Éste había entrado en Oratorio de don Bosco con 15 años de edad, un curso antes que Domingo. Nada más conocerse entablaron una sana y sincera amistad. Nosotros vamos a ser sacerdotes -le decía Domingo-, y debemos prepararnos bien desde ahora. Vamos a corregirnos mutuamente nuestros defectos. Cualquier falta que notemos entre nosotros nos la decimos con entera confianza. Massaglia gozaba de buena salud y estaba siempre alegre. Pero un sorpresivo mal hizo que en muy poco tiempo su vida terrena llegara a su fin. Todo comenzó con una simple gripe que no desaparecía. Al no ver mejoría en la salud de Juan, don Bosco decidió enviarlo a la casa de sus padres para que allí pudiera estar mejor atendido. Lo que pareció un simple mal se transformó rápidamente en la enfermedad que habría de llevarlo a la tumba. Massaglia murió santamente el 20 de mayo de 1856. Había cumplido los 18 años de edad. Dejó una profunda impresión en todos los que asistieron a su agonía. Dura y dolorosa fue la pérdida de este amigo para Domingo, que lo lloró con bastante desconsuelo durante varios días, y pasaba largos ratos en la iglesia orando por el alma de Massaglia. Estando ya enfermo de gravedad, Juan escribió una carta a Domingo, que hizo pública don Bosco en la biografía que escribió de Domingo Savio. Querido amigo: Pensaba permanecer solamente algunos días en mi casa y volver pronto al Oratorio por cuya razón dejé allí todos mis libros; pero veo que las cosas van despacio y el resultado de mi enfermedad es cada día más incierto. El médico me dice que voy mejorando. A mí me parece que estoy empeorando. Veremos quién tiene razón. Querido Domingo, estoy sumamente afligido por hallarme lejos de ti y del Oratorio, y porque no tengo comodidad de cumplir con mis prácticas de piedad. Únicamente me consuela el recuerdo de aquellos días que pasábamos juntos preparándonos para acercarnos a la santa comunión. Espero, sin embargo, que, si estamos separados por el cuerpo, no lo estemos por el espíritu. Te ruego entre tanto que tengas la bondad de ir hasta el salón de estudio y revises mi pupitre. Allí encontrarás algunos cuadernos y el “Kempis”, o sea, “De imitatione Christi” (La imitación de Cristo). Haz un paquete con todo y mándamelo. Fíjate bien que este libro está escrito en latín, pues aunque me agradaba la traducción, es siempre una traducción, y no encuentro ahí el gusto que pruebo en el original latino. Estoy aburrido de no hacer nada. Con todo, el médico me tiene prohibido estudiar. Doy vueltas por mi cuarto y a menudo digo entre mí ¿sanaré de esta enfermedad? ¿veré nuevamente a mis compañeros? ¿será ésta mi última enfermedad? Sólo Dios lo sabe. Creo de todos modos que estoy preparado y dispuesto en los tres casos a hacer la santa voluntad de Dios. Si tienes algún consejo, no dejes de escribírmelo. Dime cómo estás de salud y acuérdate de mí en tus oraciones, especialmente cuando recibas la santa comunión. Ánimo, amigo mío. Cuento con tu amistad sincera y de todo corazón. Si no podemos vivir por largo tiempo en la tierra, si podemos vivir felices en agradable compañía en el Cielo. Saludos a nuestros amigos y especialmente a los socios de la Compañía de la Inmaculada. El Señor esté contigo y créeme siempre tu afmo. Juan Massaglia. Domingo cumplió fielmente con el encargo del amigo y lo acompañó con la siguiente carta: Querido Massaglia: Muy grata me ha sido tu carta, porque desde tu partida no teníamos noticias tuyas, y yo no sabía si rezar el “Gloria Patri” o el “De Profundis”. Ahí van los objetos que me pides. Sólo debo notarte que el “Kempis” es un buen amigo, pero que, como está muerto, en donde lo ponen allí se queda. Es, pues, preciso que tú lo busques, lo sacudas y lo leas, haciendo lo posible por poner en práctica los consejos que ahí encuentres. Suspiras por la comodidad que tenemos nosotros aquí para cumplir nuestras prácticas de piedad. Y tienes razón. Cuando voy a Mondonio, me aflige a mí la misma pena. Procuro entonces suplir esta deficiencia, haciendo cada día alguna visita a Jesús Sacramentado y llevando conmigo a cuantos compañeros puedo. Además del “Kempis” leo el “Tesoro Escondido de la Santa Misa”, del beato Leonardo (San Leonardo de Porto Maurizio). Si te parece, haz tú lo mismo. Me dices que no sabes si volverás a verme en el Oratorio. Pues bien, haz de saber que el armazón de mi cuerpo está también muy deteriorado, y todo presagia que me acerco rápidamente al término de mis estudios y de mi vida. De todos modos, hagamos así: roguemos mutuamente el uno por el otro para que ambos podamos tener una buena muerte. El primero que muera le prepara un puesto al amigo y le dará la mano para que suba al Cielo. Dios nos conserve siempre en su santa gracia y nos ayude a santificarnos pronto, porque temo que nos falte tiempo. Todos nuestros amigos suspiran por tu vuelta al Oratorio y te saludan afectuosamente en el Señor. Tu afectísimo, Domingo Savio. 3 .Compromiso o expresión de la Fe Canción: Alma misionera
Señor,
toma mi vida nueva Canción: PA'LANTE
Cuando
resulta todo difícil
Dale
una vuelta, mira distinto
Palante,
palante con fuerza
Palante,
palante camina
Basta
de los que siembran el odio
Por
eso la esperanza no muere DESCARGA LA "CANCIÓN PARA EL EQUIPO"
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