día 6
"De Dios seré mensajero: yo quiero ser misionero"
DINÁMICA
DIOS NOS DA UNA SERIE DE DONES PARA PONERLOS AL SERVICIO DEL REINO
DONES DEL ESPÍRITU SANTO
SABIDURÍA
ENTENDIMIENTO
CIENCIA
CONSEJO
PIEDAD
FORTALEZA
TEMOR DE DIOS
MIS CARISMAS
Se reparten a todos pequeñas llamitas de papel, para que cada uno reflexione
unos momentos sobre lo que es el carisma. El responsable puede ir orientando la
reflexión, para que cada uno de los jóvenes reconozca los carismas que le ha
regalado el Espíritu Santo. Cada uno escribe su carisma en la llamita.
TUS CARISMAS
Se reparten a los jóvenes llamitas con los nombres, procurando que a nadie le
toque el suyo. Cada uno debe escribir un carisma que ha descubierto en el
compañero. Después se les pide que roten la llamita dos o tres puestos a su
derecha, el que la recibe observa y escribe lo que considere conveniente. Así se
procede una o dos veces más. Luego se recoge todo y se le entrega a cada uno su
llamita.
VARIANTE: Primero cada cual escribe su carisma, y luego se rotan las llamitas.
DONES, CARISMAS Y MINISTERIOS
Cuando se hayan realizado las anteriores dinámicas hay que pensar cómo pueden
usarse los dones y carismas para servir a su comunidad, grupo de amigos,
familia, entorno.... Según sea el grupo, pueden conformarse diversas "misiones",
ya sea al interior del mismo grupo, ya para trabajos en su parroquia, en su
colegio o en su comunidad.
EL COFRE ESPIRITUAL
Cuando ya se han descubierto los dones y carismas, cada uno escribe en una hoja
aquello que puede hacer por el grupo o por su comunidad, ofreciéndose para ello
cuando lo necesiten. Por ejemplo: servir de monaguillo, ayudar en la parroquia,
en el instituto, en la familia...
Cualquiera puede ir a buscar al cofre cuando necesite un servicio. El catequista
debe conocer bien el contenido del cofre, para ayudar a todos a ubicarse como
servidores de la comunidad.
PALABRAS CLAVE: FELICIDAD, CONTAGIAR, APÓSTOL, HABLAR DE DIOS
Hechos 2,1-11
El día de Pentecostés, todos los discípulos estaban reunidos en un mismo lugar. De repente se oyó un gran ruido que venía del cielo, como cuando sopla un viento fuerte, que resonó por toda la casa donde se encontraban. Entonces aparecieron lenguas de fuego, que se distribuyeron y se posaron sobre ellos; se llenaron todos del Espíritu Santo y empezaron a hablar en otros idiomas, según el Espíritu los inducía a expresarse. En esos días había en Jerusalén judíos devotos, venidos de todas partes del mundo. Al oír el ruido, acudieron en masa y quedaron desconcertados, porque cada uno los oía hablar en su propio idioma. Atónitos y llenos de admiración, preguntaban: "¿No son galileos todos estos que están hablando? ¿Cómo, pues, los oímos hablar en nuestra lengua nativa? Entre nosotros hay medos, partos y elamitas; otros vivimos en Mesopotamia, Judea, Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y en Panfilia, en Egipto o en la zona de Libia que limita con Cirene. Algunos somos visitantes, venidos de Roma, judíos y prosélitos; también hay cretenses y árabes. Y sin embargo, cada quien los oye hablar de las maravillas de Dios en su propia lengua"
1ªCorintios 12,3-7.12-13
Hermanos: Nadie puede llamar a Jesús "Señor", si no es bajo la acción del Espíritu Santo. Hay diferentes dones, pero el Espíritu es el mismo. Hay diferentes servicios, pero el Señor es el mismo. Hay diferentes actividades, pero Dios, que hace todo en todos, es el mismo. En cada uno se manifiesta el Espíritu para el bien común. Porque así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo. Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido bautizados en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo, y a todos se nos ha dado a beber del mismo Espíritu
Jn 20,19-23
Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa dónde se hallaban los Discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes". Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los Discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: "La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío Yo". Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: "Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar".
Marcos 6, 7-13
En aquel tiempo Jesús llamó a los Doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus inmundos. Les ordenó que tomasen para el camino, un bastón y nada más pero ni pan, ni alforja, ni dinero en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y les dijo: «Cuando entréis en una casa, quedaos en ella hasta marchar de allí. Si algún lugar no os recibe y no os escuchan, marchaos de allí sacudiendo el polvo de la planta de vuestros pies, en testimonio contra ellos. Y, yéndose de allí, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.